Ferley Henao Ospina
Inmediatamente el Concejo de Pereira aprobó el Plan de Desarrollo 2020-2023, incluyendo unas autonomías, exageradas e inapropiadas para el alcalde, proyecto que fue negado por los Concejales Verdes Nancy Henao y Esteban Gañán, éste se precipitó a anunciar varias acciones, entre ellas vender los bienes del municipio que él considera improductivos y liquidar algunas entidades entre ellas el Instituto de Movilidad del que mencionó la corrupción que está anidada adentro.
Un periodista de El Diario escribió: “Llama la atención que, conocida la situación del Instituto, sigan vinculados funcionarios que de una u otra manera son responsables de lo que allí sucede”, “o, lo que es inexplicable, que personas que estuvieron al frente del Instituto y por tanto son responsables de lo que allí pasaba, hoy hagan parte del actual gobierno en posiciones de alta responsabilidad” y yo agregaría: eso permite colegir que no hay la intención de una reforma profunda al interior de esa entidad sino que se proponen hacerle retoques cosméticos.
Coincidentemente, pocos días después el CTI de la Fiscalía allanó el Instituto de Movilidad y Tránsito de Pereira por una investigación que lleva varios años sobre la participación de funcionarios y ex funcionarios en una red dedicada a exonerar a conductores que habían sido sorprendidos con pruebas de alcoholemia.
De esto no se ha vuelto a decir nada pero hay mucha tela que cortar: Tenemos que partir de la premisa de que no es solamente el “cartel de la alcoholemia” o “cartel de los comparendos” lo que ha funcionado irregular en ese Instituto. La percepción ciudadana es que en general todo ahí ha funcionado mal. Pregúntele a cualquier ciudadano en la calle, en el café o en su casa.
La solución no es que le cambien de nombre como han hecho muchas veces, porque en Colombia ha sido costumbre que cuando una institución se desprestigia, simplemente le cambian el rótulo y todo sigue igual, porque para dejarnos engañar y para desmemoriados, los colombianos sí somos los verdaderos campeones.
Es como si a una bacenilla maloliente le aplicas pintura en la parte externa y la colocas en una repisa, relucirá y brillará pero no dejará de ser el inmundo utensilio que ha sido y no dejará de oler a lo que siempre ha olido. “Aunque la vistan de seda, bacenilla se queda”
Recuerdo, que hace muchos años existía el INA Instituto Nacional Agropecuario cuyo objetivo era el de adquirir las producciones campesinas para localizarlas estratégicamente y optimizar su comercialización. Como resultaron unos gerentes corruptos y se perdieron las platas, entonces decidieron cambiarle de nombre, pasó a llamarse IDEMA, instituto de Mercadeo Agropecuario. Tras ese cambio cosmético, como era obvio, siguió la corrupción y entonces el gobierno tomó la decisión de cerrar ese instituto y acabar por completo con esas funciones. “Decisiones de burócrata” es decir, majaderías y desatinos que emanan de los escritorios públicos.
Recurrimos al alcalde Maya para solicitarle que allí, en esta entidad que tiene la misión de “proporcionar una eficiente movilidad a todos los actores viales del Municipio de Pereira, mediante la planeación, organización y difusión de la cultura vial” sí haga el cambio correcto, completo, integral, pero ante todo ético.
Muy buena veeduria y denuncia, ojalá tenga eco en los estamentos gubernamentales.