LA NUEVA NOVELA JUVENIL DE PABLO ANDRÉS BEDOYA [i]
Con la aventura de estos chicos los adultos volveremos al lugar de la infancia: ese paisaje de colores en el que cualquier movimiento de manos o de pies se torna una expedición maravillosa.
Rigoberto Gil Montoya.
Prologo de la primera edición.
La literatura infantil es al fin de cuentas, la más pura de las literaturas. Si de pureza y arte de novelar se trata. Ésta, a su vez, está despojada de todo prejuicio humano, de toda moralidad o de toda religiosidad solemne y sacra, es pura, porque cumple a cabalidad con el propósito de crear mundos posibles, da rienda suelta a la imaginación y a la creatividad, construye nuevos valores humanos, evidencia la necesidad de narrar y descubre lo más bello de cualquier literatura, la capacidad de reír y de hacernos reír a los lectores.
En consecuencia, podemos hablar una literatura per se, que se define a sí misma en la obra, con el propósito del goce, la fuerza del canto y las alas de la imaginación, personajes, lenguajes y universos propios, enaltece el placer de narrar, genera ritual, comunión y vínculo.
Para el caso de Pereira, una ciudad de provincia, joven, imberbe aún en la literatura, con unas apuestas más cercanas al realismo sucio, a la novela urbana, a la novela con fuerte cariz político o una novela mediada por la teoría literaria, siguiendo la línea modélica de autores y líneas teóricas, decía, para el caso de la joven y naciente literatura de esta ciudad , esta novela de Pablo Andrés Bedoya, irrumpe de manera magistral, patea la lonchera de lo mismo de siempre, y toca la puerta diciendo, he llegado yo con mi universo particular a poner este ladrillo en la construcción de un camino literario apenas explorado por pocos autores de la ciudad.
Tres jóvenes pobres, huérfanos e incondicionales, un día deciden partir de su villa a la búsqueda de la torre de los Alcanzacielo, para romper la rutina, buscando retos, aventuras, respondiendo a sus instintos de crecer, de partir, de ver el mundo y comérselo con las manos. En este periplo viven una serie de aventuras que más que probar su intrepidez o su heroísmo, probará su fe y su capacidad para crecer y seguir.
El viaje físico de los muchachos harapientos, es a su vez el viaje interior hacia una niñez que se va dejando y el encuentro con una piel de adolescente que les cala hasta los huesos. Cada niño, o cada muchacho, descubre una habilidad en el viaje, Amelia se sabe gran nadadora y piloto, a su vez que ningún camino le queda grande, Marco es valiente, protege a la manada, a veces sin saber mucho cómo hacerlo, solo el arrojo y la fuerza de la amistad le bastan, Quinn siendo el más cobarde, es a su vez el más cauto de los tres y el más observador.
En sí cada chico representa los tres crecimientos del adolescente, Amelia representa la fuerza física, el vigor, la exigencia de los miembros del cuerpo, caminadora incansable, nadadora ágil y resistente, piloto hábil, su cuerpo en la novela siempre está activo, Amelia es el crecimiento corporal del adolescente que deja de lado el juego inocente del juguete o la ensoñación y explora el mundo con todas las sensaciones de su cuerpo. Marco es el crecimiento intelectual y moral del adolescente, se reconoce líder y protector de la manada, le importan las cosas que evocan recuerdos, como el caso de la leontina, que evita le sea robada, enfrenta a enemigos más poderosos que él, a sabiendas quizá de que perderá, pero se arroja. Quinn es el adolescente que crece emocionalmente, siempre cobarde, camina con pies pesados, con cautela y en silencio, solidario y un poco dependiente.
Así El Mago Ogro y los audaces, la nueva y ópera Prima de Pablo Andrés Bedoya novela ganadora de la convocatoria de Estímulos de la Secretaría de Cultura de Pereira 2022, en la modalidad literatura infantil y juvenil, se convierte en la primera gran novela de este género escrita en Pereira, con un universo propio, personajes bien perfilados, capacidad de ir más allá del suceso anecdótico, lectura profunda de la psicología de los jóvenes, comprensión de las angustias del crecer y volverse adulto.
Miguel Ángel Rubio Ospina
@Rubio-miguel
[i] Pablo Andrés Bedoya- Pereira 1984. Profesor de español y literatura. Dice ser gobernado por sueños- producto de ellos tenemos esta historia-, pero quienes lo conocen saben muy bien que su verdadera debilidad son las lentejas, (aunque le dan muchos gases). Fuera de su oficio de escritor novel, le gusta mucho jugar a la Play con su “monito”: especialmente juegos históricos con alguna posibilidad educativa para luego darles “lata” a sus alumnos. A la fecha, ha figurado en el tercer lugar de un certamen literario argentino (modalidad cuento) Concurso SADE zona norte 2019. Un año después ganaría en Pereira, su ciudad natal, la beca Pájara Tinta para la realización de talleres de promoción de lectura y escritura. (Biografía tomada del libro)