Por JUAN NICOLÁS GAVIRIA
Los dogmas, el fundamentalismo y el sectarismo, nunca han sido buenos consejeros en lo que la política respecta. Es entendible desde quien lo promueve, pues le garantiza certeza, le genera una efímera sensación de estar al lado correcto de la historia. Sin embargo, la historia nos muestra que esta estrategia siempre han terminado mal. Se cultivan tantos enemigos, tantos contradictores que tarde o temprano resultan aniquilados ante un cambio de mentalidad colectiva o tendencia global. Y finalmente, la verdad sobre quiénes somos y por qué estamos aquí no la tiene alguien aún.
Para la muestra varios botones. El Nazismo, el Fascismo, el Stalinismo entre otros regímenes totalitarios y fundamentalistas, que han sucumbido eventualmente a presiones sociales o militares, cambios sociales estructurales y en general han desaparecido. Se preguntaría cualquiera entonces, para qué tanto esfuerzo, tanto desgaste, si al final ninguno tendrá la razón.
Recientemente el congresista del Centro Democrático Gabriel Santos, durante un debate sobre la legalización del consumo de marihuana recreacional manifestó que ésta debería ser aprobada en Colombia; el Representante expuso sus argumentos y habló sobre su historia personal, con lo cual procuraba aportar argumentos robustos a un debate que en Colombia, si bien se ha considerado “engavetado” por muchos, igual que ha pasado con el totalitarismo, la dinámica propia de la sociedad obliga a los legisladores a poner el tema sobre la mesa.
Pues bien, no se hicieron esperar las fuertes criticas, el bullying y el acoso en redes sociales; estas con una particularidad, en su mayoría provenían de personas que se manifiestan afines con los postulados uribistas o así lo daban a entender.
Ahora bien, diría cualquiera que Santos, perteneciendo a un partido como el Centro Democrático, este tipo de posturas liberales y vanguardistas resultarían impensables, pues en el imaginario colectivo reposa una imagen del Centro Democrático de ser un partido de extrema derecha, un partido fiel a una doctrina uribista que no permite ningún tipo de libertad en cuanto a la opinión de sus militantes se refiere. Permítanme discrepar, los estatutos del Centro Democrático hablan de un partido que promueve unos conceptos muy claros de lo que espera del país, habla del derecho a la propiedad privada, seguridad, equidad, igualdad, cuidado del ecosistema, el estado social de derecho, entre otros que hacen de estos estatutos, unos comprensibles, incluso deseables desde cualquier orilla de la democracia.
¿De donde surge entonces tal embestida contra Santos, incluso pidiendo la dimisión a su curul y al partido mismo? Bueno el mismo Santos resolvía esa duda en días posteriores manifestando que, “Mi posición en relación con el consumo adulto de marihuana ha causado revuelo en un debate lleno de sentimiento, aumentado por la cloaca de los fundamentalistas hoy con más exposición que nunca (…)”, lo anterior expone entonces, como es de esperarse en cualquier dinámica de poder, que en efecto existen posturas fundamentalistas al interior del Centro Democrático, esto no debería sorprender a nadie, vemos diariamente como los medios de comunicación dan eco a un pequeño grupo de militantes y Congresistas del Centro Democrático, quienes con sus intervenciones y posturas frente a temas de familia, genero, religión entre otros, dan cuenta o a lo sumo dan a entender que así es el partido. Sin embargo, no podríamos estar mas equivocados.
En Centro Democrático, así como cualquier otro partido, no está representado solo por aquellos a quienes los medios de comunicación nos quieren imprimir diariamente. Tanto en el CD como en los demás partidos de nuestro país, se encuentra un sin fin de posturas y opiniones, con lo cual no hacen cosa diferente a fortalecer la democracia.
En el caso puntual del CD, sabían ustedes que es uno de los partidos con mas militantes abiertamente homosexuales, o que en entre sus militantes encontramos jóvenes que creen y trabajan por la igualdad de genero, y por supuesto la legalización del consumo de marihuana recreativa, incluso militantes que no se consideran Uribistas.
En conclusión, cualquier partido que pretenda fijar su discurso a partir de una metodología fundamentalista, comete el grave error de poner su partido en curso de colisión con el fracaso.
Santos trae a la imagen del Centro Democrático un soplo de aire fresco, una luz de esperanza par las nuevas generaciones de que este partido pretenden lo que sus estatutos promulgan. En resumen, revive para algunos la esperanza en un partido que se creía perdida, un partido donde ser militante no puede suponer ser Uribista. El presidente Uribe pasará, pero el partido deberá prevalecer; no lo digo yo, lo dice la historia.
Bien Señor Columnista que salga en defensa de una propuesta de apertura.
Disiento de los postulados que usted expone acerca de lo que es el sustento ideológico del Centro Democrático: el estado de derecho ( respeto a la Constitución del 91, respeto a los acuerdos de paz, respeto a la libertad de prensa, respeto a la protesta, respeto a la educación pública, respeto a un
sistema de salud accesible en igualdad son derechos que atropellan en el discurso y en la praxis, tanto desde su fundador como de sus Congresistas.
El cuerpo comunica: gestos, gritos, manoteos, en sus intervenciones, dan cuenta de la soberbia y agresión en la palabra, a sus cotradictores.
En Colombia, se crean partidos políticos sin ideología , sin fundamentos filosóficos.
Estamos en una sociedad donde formamos parte del todo y debemos estar bajo las leyes que nos rigen, situación que no respetan los lideres y congresistas de dicho partido.
La actitud correcta es la de seguir las leyes, no de pretender cambiarlas o de que,sean otras, incluso cuando les perjudican o no.
Pretender Que el estado social de Derecho se derrumbe porque algo no les conviene, no se justific