* Dos de cada tres ciudadanos con derecho a elegir no votaron por los presidentes de Colombia y Estados Unidos. La tercera parte los eligió.
* Por cuenta propia la gente es la que decide con su trabajo el rumbo de la democracia en el «Yo soy responsable de mi vida» que redime.
Faraón, fantoche, fanfarrón, muchos adjetivos y epítetos permiten la descarga de frustración de muchos decepcionados con el resultado de la manipulación de la democracia y el «cuasi todopoderoso» de 78 años elegido en el país espectáculo con mayor rating global, cuyo territorio contiene menos del cuatro por ciento de la humanidad 330 millones de habitantes, población entre nativos descendientes de inmigrantes y una proporción relevante de migración de todo el planeta, mayoría latinoamericanos.
Estados Unidos versión de los comerciantes Trump, Musk, Zuckerberg, Besos y los multibillonarios concertados en la plutocracia al timón durante otros cuatro años hasta 2028, se maneja este tiempo con el mayor ruido intimidatorio posible en la vida tecnológica actual. Ése gobierno está instalado con ínfulas de someter a todos por mandato de 74 millones de votos gringos, menos del uno por ciento de los seres humanos y se declaran dueños de la voluntad del 99.1% que no votó por ésa versión de vida. Así es la proporción de la democracia en este tiempo, manoseada, manipulada, distorsionada y amañada en todos los vicios y engaños del negocio electoral.
Dos de cada tres ciudadanos con derecho deber de decidir, elegir, votar, no lo hicieron ni por el mandatario gringo como tampoco lo hacen por el jefe de gobierno en un país como Colombia y casi todos los países con elecciones en Latinoamérica. Las robadas donde se las roban y las manipuladas donde así se cumplen. ¿Qué irá a pasar en un año, el 2026 en Colombia?. Por éste mapa de realidad el sabotaje a los gobiernos, la ingobernabilidad representativa y la ausencia de gobernanza real, limpia, de lo público, configuran el infierno político del mundo «libre».
El modelo de democracia liberal, gobierno del pueblo, es una falacia que no resiste más permanencia en el tiempo sin reformas ni reglas de juego limpio legítimas. La gente deja por omisión y agotamiento para no ser objeto, idiota útil del tráfico electoral, el camino que hace posible el gobierno de las minorías que controlan todo. Como el control de las ramas del poder público en el Estado de la Unión Americana hoy bajo el mando de un condenado convicto sin escrúpulos, que no ejerce un mandato y se declara «el Estado soy yo».
¿Qué le queda a cada ser humano con conciencia de libertad y autonomía genuina? ¿Cuál es su única opción para transformar y cambiar el gobierno de su vida digna autónoma que a nadie puede entregar?. Armarse de ésas sus únicas armas inalienables e imprescindibles, conciencia, dignidad, autonomía y ejercer en legitimidad rotunda con absoluto respeto y realidad fáctica, en cada acto, en cada decisión, autodeterminación total. Ahí no hay pretextos ni culpables aparte. Pensar con criterio sólido, decidir y actuar con total responsabilidad civil y social, primero espiritual, en conciencia para asumir todas sus consecuencias. Única salida ante el entrampamiento de los poderes exteriores a su integridad.
«Los fuertes hacen lo que pueden y los débiles padecen lo que deben» dijo hace dos mil cuatrocientos años Tucídides en la Grecia que inventaba la democracia occidental, el gobierno del pueblo que sigue bajo engaño, abuso y timo de las castas del poder monetario, cero autoridad ética y moral. «De los dioses creemos y de los hombres sabemos, que por una ley necesaria de su naturaleza gobiernan donde pueden», sentenció el filósofo en cuestión.
Ser amo de su conciencia y capitán de su autodeterminación es la facultad rotunda del ser humano invicto en su libertad y autonomía plena. «Soy el amo de mi destino y capitán de mi alma» dice el invictus de Nelson Mandela, el hombre que logró saciar su hambre de paz adentro. Cero engaño. En paz propia es posible vivir sin daño, lo que no lograrán los depredadores hoy en las riendas del negocio turbio electoral.
Autodeterminación, ni víctima ni victimario en vida propia.
Escrito por Hernando Ayala M. Periodista colombiano. Mail disnnet@gmail.com