Por ADRIANA VALLEJO DE LA PAVA
Esta semana se lanzó el Índice Departamental de Innovación para Colombia (IDIC) por parte del Departamento Nacional de Planeación (DNP). En medio de una semana tan difícil para el país es importante sentir que no todo se detiene y hacer eco a temas positivos puede servir para alimentar la esperanza en un futuro mejor y llamar la atención sobre temas en los que es prioridad invertir en los próximos años.
El IDIC mide la capacidad de respuesta de un territorio a los desafíos de innovación. El nuevo índice es una herramienta para la evaluación de las capacidades y las condiciones para la innovación, para la identificación de fortalezas y retos para innovar y para la toma de decisiones de política pública en inversión en ciencia, tecnología e innovación en los departamentos.
Risaralda en el ranking nacional se encuentra en el segmento medio alto. Del año 2019 al año 2020 no se registró ningún avance en el IDIC. La innovación y la competitividad determinan diferentes niveles de madurez en los sistemas departamentales que los ubica en estados incipientes, en madurez o maduros. El departamento se encuentra en proceso de maduración.
En Risaralda los esfuerzos deben concentrarse en mejorar la calidad de la investigación y la innovación, en construir capacidades tecnológicas, en incentivar proyectos de innovación y desarrollo y en fortalecer los vínculos entre las universidades y las empresas. Los cuatro objetivos representan grandes retos y mayores esfuerzos de articulación de todos los actores.
Mejorar las capacidades de innovación ayudará a la productividad laboral y lo más importante a la generación de nuevas fuentes de empleo. También tendrá una repercusión positiva en el Índice de Desarrollo Humano. El IDIC tiene una correlación significativa con la diversidad y la sofisticación para producir bienes o servicios y, por lo tanto, una mayor capacidad para llegar a diferentes mercados potenciales.
El IDIC es un instrumento útil para la focalización de políticas, acciones y recursos de los gobiernos territoriales, para el aprovechamiento de ventajas competitivas por el sector privado y para que la academia genere capacidades y proyectos pertinentes.
Por último, el departamento tiene que continuar avanzando en innovación y priorizando este tipo de gasto público al tiempo que se recupera de los costos causados por los confinamientos y por los bloqueos que han puesto en riesgo el derecho a la vida, la seguridad alimentaria y la salud de los risaraldenses.