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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

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Hidroituango y las otras

Por considerarlo de vital importancia y dado que adquiere gran actualidad, publicamos nuevamente esta columna que vio la luz por primera vez en junio de 2018.

John Elvis Vera Suarez

He venido exponiendo que el modelo impuesto, donde se nos vende como bueno e imprescindible un desarrollo depredador, no solo atenta contra la diversidad de la vida natural, sino que se convierte en una verdadera amenaza al bienestar y a la existencia misma de las Comunidades vecinas y diseminadas por la geografía colombiana, donde se lleven a cabo dichas infraestructuras.  

Ejemplos cómo los de Hidroituango, Hidrosogamoso y El Quimbo, ubicadas en regiones muy diferentes de Colombia, nos siguen señalando cómo unos pocos determinan sobre nuestros territorios, pese a que sus pobladores han reclamado el derecho a continuar en sus tierras ancestrales y a que el ejercicio serio de la ciencia ha alertado sobre los graves impactos ambientales de dichas construcciones.

No olvidemos los despojos y masacres realizadas contra las comunidades que desde años atrás se han opuesto a tan disparatadas obras que van en contravía de la lógica socio-ambiental. Insistimos en que son obras que persiguen primordialmente la obtención de ganancias para el gran capital.      

En el Quimbo hoy en día, según información de conocedores, aun realizan trabajos que buscan remediar lo mal hecho. Hidrosogamoso, crea dudas en su relación con el derrame de petróleo del pozo Lizama 158 en Barrancabermeja. En Hidroituango, cada día aparecen más fallas geológicas que podría conllevar al colapso fatal del mega-proyecto, más la controversia de las organizaciones de ingenieros expertos en el tema, por la manera en que se ha asumido el desastre.  

Los expertos del ejercito gringo, que trajeron para dar un concepto sobre Hidroituango, han afirmado que El riesgo continuará, hasta que no se tomen medidas de mitigación. Que EPM no les colaboró adecuadamente con la información. Que la condición geológica de todo el cañón es inestable. Que Lo que se está haciendo son paños de agua tibia. Que existen dudas sobre la manera apresurada en que se está levantando el muro de la represa. Etc.   

Ya se escuchan voces que advierten que los sobrecostos de estas obras, serán recargadas a los usuarios nacionales. No solamente insisten en tecnologías caducas que están siendo rebasadas por las Energías Solar, Eólica, Geotérmica, etc., sino que hay posibilidad de que no asuman sus responsabilidades económicas y las depositen en los diezmados bolsillos de toda la ciudadanía.


Para agravar lo anterior, tanto la Fiscalía como la Procuraduría ya anunciaron las respectivas investigaciones ante los indicios y denuncias de probables irregularidades tanto en las contrataciones como en la ejecución de las obras. El que se diga la verdad, podría conducir a que se rectifique el camino.

Mientras los países del norte, llamados “desarrollados”, encabezados por los mismos EEUU, desmantelan hidroeléctricas y frenan la construcción de nuevas represas, los países del sur que han entrado en la ola privatizadora (entrega) de sus recursos, promueven la construcción de estos engendros bajo el pretexto de alcanzar el progreso.

¿Será que entre todos y todas podemos escoger el camino acertado?

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