Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadLa barbarie en Colombia y la increíble tolerancia a la misma.

La barbarie en Colombia y la increíble tolerancia a la misma.

¿Podemos salir de allí?

Para aproximar una respuesta a esa inquietud vamos a utilizar tres preguntas que nos plantearon en una Escuela Política de Formación Ciudadana a la cual pertenezco en esa larga y permanente búsqueda de cómo contribuir en forma efectiva a la conformación de una Colombia mejor, es decir, demócrata de verdad, sin violencia, sin millones de colombianos en la miseria, sin injusticias, sin la corrupción desaforada que nos invade cada vez más y en sana convivencia. Veamos las preguntas:

  1. ¿Qué causas han traído a Colombia a ser una sociedad donde la barbarie y el asesinato campean a sus anchas y ello por décadas y décadas?

En mi opinión Colombia ha sido casi un país fallido en su democracia y en sus resultados sociales, desde el proceso de independencia, con Santander y sus secuaces a la cabeza. Los criollos (hijos de españoles nacidos en nuestra tierra) después de la independencia mantuvieron la explotación de la población que nos hacían los españoles. Esto lo hicieron a sangre y fuego por dos siglos y cada vez en forma más sangrienta. Y no vale la pena enunciar las sucesivas guerras, las violencias, los asesinatos selectivos y muchas veces centrados en grupos específicos (los de la UP por ejemplo: 4.616 homicidios y 1.117 en desaparición  forzosa), la miseria y la inequidad rampante (en 2022, 18,3 millones de pobres monetarios y 6,9 millones de pobres extremos), y todo eso hasta llegar a más de 6400 asesinatos de gente inocente y engañada (los mal llamados falsos positivos) promovidos por políticas oficiales del gobierno nacional, y las famosas AUC, esos grupos paramilitares asesinos impulsados por los explotadores de siempre y promovidos, asociados y apoyados por la fuerzas armadas del Estado y los gobiernos dominantes[i]. Todo ello respaldado por un imperio, el de EEUU, que como siempre ha sido tremendamente sanguinario y opuesto a todo lo que no beneficie sus intereses y su poder mundial.

Como producto de este tenebroso proceso se surgen en Colombia tres cosas:

  1. Varios grupos guerrilleros con el ideal de la liberación y el fin de la explotación, pero también lleno de violencia: asesinatos, secuestros, extorsiones, tomas violentas de poblaciones, bombas, etc. Lo cual generó una desconfianza generalizada en la llamada izquierda y en general en quienes buscan el cambio y la justicia social.
  2. El desplazamiento forzado de millones de colombianos en las peores condiciones hacia las ciudades, lo cual impulsa la miseria y una delincuencia común extendida y cada vez más violenta. Otros se fueron de Colombia: a USA, Chile, España y a muchos otros países, significando una pérdida de talento o recursos humanos … muchos de ellos con grandes capacidades y conocimientos.
  3. El narcotráfico y el micro-tráfico, los que, por su naturaleza ilegal, son unos promotores bárbaros de la violencia. El narcotráfico profundiza la corrupción (la cual ya existía), en todos los sectores de la sociedad: el político, el financiero, las fuerzas públicas (ejército, policía, etc.), las instituciones legislativas, judiciales y del ejecutivo, tanto a nivel nacional, departamental y municipal, las iglesias, el comercio, el sector privado en general, etc., etc.

En otros países ha habido circunstancias históricas parecidas y graves problemas sociales y políticos muy complicados, como Chile, Nicaragua, El Salvador, Argentina, Perú y muchos otros, pero aquí la situación se supo disfrazar de democracia, a la par que se profundizaba la explotación extrema de la población en el campo, donde además les robaban sus tierras y en las ciudades donde se morían de hambre y marginación.

En Colombia no ha habido una democracia real, sino una formal, de papel, de votaciones amañadas y compradas y carente de oportunidades para los más vulnerables. Es un problema estructural donde los intentos de solucionarlo, como la constitución del 91 o el acuerdo con las FARC y muchos otros, terminan boicoteados para neutralizar todo aquello que le disminuyera al establecimiento dominante el poder, la explotación y el desangre de los recursos naturales y públicos, los servicios básicos de salud, pensiones, educación y la riqueza que produce el país con el trabajo de millones de colombianos.

Se incluye en el boicot al cambio o el mejoramiento social, los asesinatos de líderes políticos promisorios como Jorge Eliécer Gaitán, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Carlos Pizarro Leongómez, Álvaro Gómez Hurtado y Luis Carlos Galán, así como miles de líderes sociales, soldados, policías, guerrilleros y civiles. Más de un millón de homicidios de la violencia de mediados del siglo XX hasta nuestros días: 2024.

Obviamente esto es un problema multi-causado, pero con una causa mayor y original descrita al principio de este artículo, la cual no se ha entendido ni aceptado y cuyas consecuencias sufrimos todos los colombianos porque cada día se extiende más: la falta de una auténtica democracia y de justicia social. Y sin darse cuenta la sufren aún quienes, en medio de su ignorancia social, la provocan y la mantienen, así se hayan preparado en prestigiosas universidades nacionales o extranjeras.

 

  1. ¿Cómo entender que el grueso de la población colombiana no se haya opuesto radicalmente a lo que se padece desde hace tanto tiempo y haya convivido sin rebelarse contra ello?

Somos un país con una población profundamente alienada donde se ha sabido utilizar astutamente a los medios de comunicación (radio, prensa, TV y hoy en día a las potentes redes de comunicación, que son las que más enredan la verdad y se llenan de mentiras), en manos de los poderosos[ii] (Luis Carlos Sarmiento Angulo, los Santodomingo, el grupo de Carlos Ardila Lulle, el GEA (Grupo Empresarial Antioqueño), Jaime Gilinski Baca, y en forma cada vez más descarada (ver por ejemplo El Colombiano, El País y Semana que ha llegado al fondo más vergonzoso de la ausencia de periodismo), pero también han hecho su papel en ese sentido las iglesias, el sistema educativo muy influenciado por la religión, las leyes y sus símbolos y lemas… (Dios y patria) y los entretenimientos como la música urbana, los conciertos, las telenovela, el fútbol, etc.. Todo orientado a desviar la atención de la gente de los profundos problemas que los aquejan.

Y hablo de la alienación explicada no solo por Marx, sino por Weber, Durkheim, Hegel y otros con sus diferencias, pero que demuestran que el ser humano alienado llega a una deformación de la conciencia, donde son víctimas al aceptar que sus relaciones sociales son así y que qué se va a hacer… resignación.

Hay una muerte del pensamiento propio, se quedan en las noticias manipuladas, con absoluta falta de capacidad de análisis profundo de las mismas, en donde por su ignorancia política, su opinión es ley y condena a cualquiera que piense diferente. Alienación que implica una pérdida del control de sí mismo, de su pensamiento, de su autonomía al ser controlado o inducido por fuerzas ajenas a él, como los instrumentos de influencia ideológica: la televisión, el mercado, la publicidad, la moda, etc. Esta alienación empobrece al individuo y representa la pérdida de su propia identidad;

Acepta y defiende a la clase dominante como compatible con el mantenimiento de su dominación. La alienación es, pues, la reducción del conflicto social por medio de una ausencia de participación o mínima o si mucho una participación dependiente.

¿Necesitamos más? No, eso es suficiente: aun los explotados y víctimas del sistema (en millones de casos y pertenecientes a las llamadas clase media y baja), son los mayores defensores del mismo y lo hacen a rabiar a todo pulmón, en las redes y en las elecciones. “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”. Simone de Beauvoir

En otros casos, es el miedo a sufrir la marginación social, a ser considerados izquierdosos, guerrilleros, terroristas… el miedo a la burla, a la pérdida de empleo, a la cárcel y claro, al asesinato, el cual como ya demostramos no es tan lejano en Colombia, lo que explica que la población aun siendo víctima no se haya opuesto radicalmente a lo que se padece desde hace tanto tiempo y no se rebele masivamente contra ese estado de cosas.

También es claro que funcionó la propaganda sistemática del imperio y los gobiernos dominados por el mismo, contra procesos como el de Cuba… Y por otro lado, también causó mucho daño la perpetuación en el poder de personajes como Castro, Ortega, Chávez y Maduro, lo cual no tiene justificación ni conveniencia para la consolidación y ampliación del cambio en sus países y en otras naciones.

 

  1. ¿Cómo puede salir nuestra sociedad de esta ignominia de realidad que nos convierte en el país que no estando en guerra civil o internacional es de los más atroces del planeta?

 

Pienso que como es un problema complejo, multi causado y de larga data, se requiere un trabajo igual: que asuma varios frentes, que evite los errores cometidos hasta ahora y que se entienda que es de largo aliento. El cambio no es en línea recta hacia arriba, ni en escalones regulares. El cambio es en espiral, gradual, desigual, con retrocesos y saltos cualitativos. Para salir de esta vergonzosa y desastrosa situación que agobia a Colombia, se me ocurren las siguientes ideas:

  1. La salida siempre tiene que basarse en los mecanismos democráticos, así sea la nuestra una democracia formal y no real. Eso sí estar en alerta permanente para enfrentar todo intento de alteración de la débil o desnutrida democracia colombiana. Esto implica que no se debe impulsar o respaldar ningún intento de cambio basado en la violencia (ello sólo trae más violencia). Al contrario, se debe perseverar en la búsqueda de la paz completa en Colombia, así le duela a quienes prefieren la guerra, así tengamos millones de víctimas y opositores gratuitos: aquellos cuya mente no les da para entender que la búsqueda permanente de la paz es lo mejor para todos los colombianos.
  2. Hay que trabajar en forma intensa en educar políticamente a la población… No es quedarnos en capacitar cada vez más a los leales y aliados con el cambio… Hay que aprender cómo educar al resto de la población (a los indecisos y aún a los opositores al cambio en especial a los blandos o pasivos…) y dedicar tiempo y recursos para trabajar en ello. Obvio que no hay que dedicar tiempo a educar a los enemigos del cambio, que son los más cerrados al mismo, porque sería una pérdida de tiempo y de energía.
  3. Basados en lo anterior se debe rescatar y legitimar el derecho, la capacidad y la conveniencia de las conversaciones tranquilas y respetuosas sobre la política. Los seres humanos no somos apolíticos, somos seres políticos (ya lo decía Aristóteles), así no nos demos cuenta. Esa maduración lleva su tiempo y puede ser muy largo, pero por lo mismo hay que empezar a hacerlo y se deben desarrollar estrategias, decálogos, estándares y normas para la conversación política en la familia, las comunidades, los barrios, las veredas, etc.
  4. Entender que la complejidad del proceso y la gestión del cambio implica trabajar en: La toma de conciencia. 2. La motivación o deseo de cambiar. 3. Los conocimientos que requiere el cambio efectivo. 4. Las capacidades necesarias para lograr el cambio (fuerza, habilidades, tiempo). 5. El reforzamiento positivo de todo cambio por pequeño que sea. No perder la fe, la perseverancia, la esperanza, la resiliencia.
  5. Impulsar con toda la fuerza el desarrollo de los medios de comunicación alternativos y anti-hegemónicos. Falta mucho para llegar a los medios masivos de comunicación social, pero la tecnología presenta unas oportunidades que debemos aprender a utilizar y aprovechar al máximo quienes anhelamos un país mejor y hemos estudiado lo que se necesita para ello.
  6. Trabajar con mucha inteligencia las redes sociales, con un enfoque ético. No caer en la vulgaridad, la falsedad y las maniobras a las que recurren en las redes las fuerzas dominantes y explotadoras. Y a la vez sabiendo que el pueblo tiene ingenio hay que saber aprovechar sus manifestaciones culturales las cuales pueden aportar mucho al impulso del cambio: la música, las canciones, la poesía, el teatro, etc., tiene una fuerza formativa y se puede multiplicar por las redes sociales.
  7. Por último, se me ocurre que debemos ser profundamente autocríticos: reconocer los errores cometidos, las debilidades que se tienen, las asociaciones indebidas… Todo ello en un gobierno comprometido con el cambio o en la lucha por el mismo: analizarlas a fondo para no repetirlas y encontrar mejores formas de lograr los objetivos. Y claro, hay que reconocer ante la ley lo que se deba reconocer, así sean acciones de personas comprometidas con el cambio.  Lo inmoral y lo anti-ético no se puede tolerar.

Obviamente que nada de esto va a ser fácil: ni siquiera cuando el gobierno que esté vigente quiera el cambio y mucho menos va a ser fácil cuando quienes están en el gobierno no quieren el cambio, enceguecidos por la codicia, la alienación, la ignorancia política o porque los dominan los intereses del imperio. También es claro que no va ser posible llevar a cabo estas estrategias mientras los amos de la guerra sigan mandando y ni siquiera tengan una oposición fuerte… la cual sigue siendo otra senda importante de consolidación del cambio y de quienes luchan por él.

César Augusto Muñoz Echeverry

 

 

[i] https://web.comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/principales-cifras-comision-de-la-verdad-informe-final

[ii] https://www.laorejaroja.com/los-duenos-de-los-medios-de-comunicacion-y-de-las-grandes-empresas-en-colombia1/

1 COMENTARIO

  1. Muy buen artículo, una descripción clara de nuestra realidad. Necesitamos ser críticos, con una verdadera responsabilidad social.

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