Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadLa Casa De Luis Carlos González Mejia

La Casa De Luis Carlos González Mejia

La vieja casa donde vivió nuestro poeta insigne Luís Carlos González Mejía, se encuentra intacta, totalmente restaurada para ser parte del Concejo Municipal de Pereira que rinde tributo a varios de sus más emblemáticos lugares y monumentos.  Los dos predios, vecinos el uno del otro (la propiedad del exalcalde Jorge Roa Martínez, inspirador de la creación de la Universidad Tecnológica de Pereira), fueron hace algunos años adquiridos por la administración local.

La casa del Gran Poeta Popular de Pereira (que hace parte de la Ruta Histórica de la ciudad) es una vivienda típica de la colonización antioqueña, donde el espacio central es el patio y los corredores giran en torno a él, expresando el contacto con el cielo, añorando las grandes familias de antaño. Cabe agregar que la casa albergó (en vida del maestro) a la Sociedad Amigos del Arte, que agrupaba a los personajes más destacados en pro de la cultura pereirana.

A cinco años de su muerte un día cualquiera de noviembre de 1.990, el periódico El Colombiano publica en algunos apartes sobre su casa: «Hecha bambuco y versos «mi hogar es un poema» porque, en cada rincón que recorría Luis Carlos González, nacía un verso. En una mecedora, en el comedor, en el corredor, de paso por el espejo del salón, en su cuarto, en el refugio que organizó para las fiestas de sus hijos. Versos, de un hombre que logró un tercero de bachillerato como grado máximo pero, en poesía, doctorado lector incansable, buscador profesional de respuestas, de gran habilidad para las labores manuales, electrónica, carpintería, mecanografía. Versos de un hombre que algún día dijo que Colombia ya no era la nación del «Sagrado Corazón, sino de San José, el cándido y engañado carpintero» donde ya nadie cree en nadie porque en ella nadie hace absolutamente nada por nadie». «La casa de Luis Carlos González sigue siendo un poema Y en su interior uno imagina, con facilidad, sus  movimientos, sus fiestas con música y guaro, sus trasnochos con un libro en la mano, sus madrugones a las cinco y media, su cuidado por los árboles, sus ires y venires por entre guayabos, naranjos agrios y agaucates de la arboleda, o por el patio central, rodeado de esbeltas columnas de madera, que hoy tiene un piso de mosaico y materas, veraneras, novios y helechos: y ayer tuvo cascajo menudito y eras de azaleas cerca de dos manzanos que murieron cuando se apagó doña Quica, la abuela. Y en compañía de Viernes, el perro bautizado así por su sobrina Melba (por ser viernes el mejor día de la semana), hoy remplazado por el mechudo Pelete».

*Directivo SOER (sociedad Escritores de Risaralda)

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