“Tanto va el cántaro al agua hasta que se al fin se rompe”
Dicho popular
La descertificación que el presidente Trump firmó contra el gobierno de Colombia el pasado 16 de septiembre de 2025, se venía venir. Tampoco es la primera vez que el gobierno de la casa blanca descertifica a Colombia.
Durante el gobierno de Ernesto Samper, Colombia fue descertificado por primera vez en 1996, y el país sobrevivió a esa sanción. Lo único tangible fue el retiro de la visa al presidente Samper. Por lo demás nada de mayor relevancia pasó. Hoy, gracias a los peregrinajes de la oposición a Estados Unidos el gobierno de Colombia por segunda vez es descertificado. La gran paradoja es que es en este gobierno del presidente Petro, donde históricamente se han confiscado las mayores cantidades de droga, mientras en el pasado gobierno del expresidente Duque se decomisaron 3.6 toneladas de cocaína, en el actual gobierno ya los decomisos de cocaína suman 9.4 toneladas, situación que crea confusión en relación con la decisión de Trump de descertificar a Colombia.
Esa contradicción del gobierno Trump de descertificar a Colombia en la lucha contra las drogas, en un momento en que el gobierno Petro ha mostrado con sus autoridades militares la mejor campaña de golpes contra el narcotráfico de los últimos tiempos, es una clara muestra la factura que Trump le pasa al gobierno de Colombia y a su presidente Petro No es por la cantidad de droga incautada, sino por otras externalidades que vienen acumuladas: La condena por parte de la justicia al expresidente Uribe, los ataques al genocida de Israel Netanyahu, la apertura de la embajada de Colombia en Palestina, la no condena a Venezuela, tal como lo quisiera Trump, y una muy importante; el cuestionamiento al gobierno Trump sobre las medidas migratorias, donde miles de familias han quedado separadas, desarticuladas, dándoles un trato de criminales sin discriminación.
Todas esas excursiones sistemáticas del congreso, de la oposición, y las últimas antes de la descertificación de los alcaldes Fico Gutiérrez y Alejandro Eder, no son ninguna coincidencia. Todos fueron a difamar del país (delito político), y aunque no lo anuncian claramente sus viajes dieron para ellos el éxito esperado: Que Estados Unidos descertificara al país, para poder tener un argumento electoral en los próximos comicios del 2026, donde se elegirá el nuevo presidente de los colombianos.
Contrario a lo que piensa la oposición de que el país con esta segunda descertificación, queda al borde de la hecatombe, desarticulado y en incertidumbre administrativa, financiera y jurídica, nada de esto va a ocurrir. EL país es más fuerte que la descertificación Trump; las instituciones y el gobierno colombiano no van a entrar en crisis. Independientemente de esta decisión incómoda, la economía sigue creciendo, como en efecto los grandes capitales siguen produciendo utilidades fantásticas y generando miles de empleos. Aunque es lamentable que haya colombianos que viajen a Estados Unidos a pedirles a los senadores de derecha que sigan expidiendo medidas contra el gobierno colombiano, sin importar las consecuencias, por graves que sean; Incluso, solicitan a Trump que intervenga militarmente nuestro país. Mejor dicho: el odio y el veneno por encima de la Patria en su más clara manifestación. Como dice Rodrigo Uprimy: “Lo que debe ser descertificado es la prohibición”.
JAIRO ARANGO GAVIRIA
Septiembre 2025