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ActualidadLa puerta del diálogo

La puerta del diálogo

Por: JUAN CARLOS PARRA SANABRIA

Los conflictos existen y existirán en todas las sociedades del pasado, del presente y del futuro, es algo que va tatuado a la piel de todos los seres vivos, es tan natural como respirar.

Tan antiguo como el odio y las enemistades entre los pueblos, está el dialogo como bálsamo que alivia los dolores de cabeza y cierra las cicatrices de la violencia y su fuerza destructora.

La puerta del dialogo es de madera, hecha en cedro negro, es muy pesada y de bisagras rechinantes, es dura de abrir, por eso se necesitan de varios sectores impulsando, brindando motivación a otros líderes para que se unan a la causa y mantengan abierta la puerta del dialogo para todas las ocasiones y hasta para las más tormentosas y oscuras diferencias de la sociedad.

Colombia es un país latinoamericano, en el cual, se han albergado sistemáticamente los más feroces enfrentamientos por los problemas sociales y las causas estructurales de la pobreza, en muchos casos las familias de algún sector, han sido manipulados y obligados a escalar enfrentamientos y sembrar odios en torno a sus ambiciones contra todas las víctimas del desalojo y la exclusión, por eso ustedes en sus casas antes de hablar y reaccionar en contra del dialogo, para buscar conciliar cualquier vicisitud en las comunidades, es importante revisar la información que les están dando y cuál de las opciones agrede la vida, cuál es anti natura y destruye parte del medio ambiente y del planeta, pisotea la dignidad y la esencia de los seres vivos.

Haga usted un examen juicioso para tomar la mejor decisión, siempre buscando una salida política a las crisis que dejan los estallidos sociales. Toda solución es producto de una conversación transparente, escuchando a todos los interlocutores, especialmente a los que reclaman por los derechos de los más vulnerables y desprotegidos de la nación, el reto es cerrar los abismos que crea el abandono, el olvido estatal y la instrumentalización de sus comunidades, sus regiones, su gente y sus riquezas naturales por parte de los gobiernos y las castas que viven del poder.

Estamos en el momento de apagar el televisor y ponernos a pensar en la mejor estrategia para exigir que los gobiernos escuchen a sus gobernados.

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