La venganza de Uribe.

Por VICENTE ZULUAGA OSORIO

Tal vez el asesinato del padre de Álvaro Uribe, Alberto Uribe Sierra en su hacienda Guacharacas, el 14 de junio de 1983 y de tantos otros  colombianos, como el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado, sea motivo más que suficiente para detestar a las Farc, máxime que no han pedido perdón sinceramente ni han entregado toda la verdad sobre los múltiples crímenes en contra de niños y mujeres y otros compatriotas indefensos ni han entregado la totalidad de los bienes adquiridos  violenta y fraudulentamente, con mayor razón si en el transcurso de las conversaciones sobre el Acuerdo de Paz  uno de los jefes de esa organización cuando tuvo la oportunidad de expresarse sobre el perdón se limitó a decir, cínicamente”, quizás, quizás, quizás ”.

Todos esos motivos nos dan toda la razón para detestar a esos terroristas y hasta para odiarlos.

Pero una vez firmado el Acuerdo de Paz, con todas las imprecisiones y gabelas injustificadas, lo que sigue es hacerle honor a la palabra y cumplirlo, así les duela a los uribistas que votaron en contra en el plebiscito porque sus diferencias fueron oportunamente conciliadas por Uribe con los negociadores en La Habana y ratificado después en el Congreso y posteriormente en la comunidad internacional.

De suerte que todo lo que ha hecho Uribe para vengarse por el vil asesinato de su padre como la creación de las autodefensas para sustituir a las convivir y las alianzas con los narcotraficantes más peligrosos del país y  los actos de corrupción directamente o a través de sus subalternos o  la entrega del Das a los paramilitares para que eliminaran a la oposición, a los periodistas y a los magistrados que no estuvieran de acuerdo con sus extravagancias, todo eso y su acaparamiento de los altos mandos de las Fuerzas Armadas para dar la sensación de que le está ganando la batalla a las Farc a través de los falsos positivos es una simple demostración de lo que es capaz en  su sed de venganza. En desarrollo de esa mentalidad criminal impone su voluntad y quita y pone a su amaño como lo ha hecho con la coadyuvancia del sub presidente en el nombramiento de Fiscal General de la Nación, quien ya le ha devuelto el favorcito con la designación del fiscal encargado del proceso por soborno y fraude procesal quien lo primero que hizo fue conseguirle la libertad.

Basta repasar lo que ocurre en el país para darnos cuenta de las fechorías del ex presidente, ex senador y ex presidiario más malo que ha parido la naturaleza: en la fiscalía hay 2314 casos sobre los falsos positivos que involucran a 22 generales; el voto electrónico incluido en la reforma electoral para facilitar más el fraude en las elecciones con miras a garantizar el triunfo presidencial en el 2022 del que “diga Uribe”; tres ex funcionarios judiciales están siendo investigados por haber participado en la investigación que tiene contra las cuerdas al ex senador Pulgar; dos magistradas del Consejo de Estado están enfrentadas por el caso del período del fiscal Barbosa; las masacres aparecen dos cada semana y nadie sabe dónde está ni  el ministro de Defensa   ni el sub presidente Duque; a pesar de que el Juez definió el sentido de la tutela que involucra al ministro de Defensa nada se sabe si el CTI o la policía han hecho efectiva la captura; En este momento van más de 39.000 muertos por el Covid 19 a pesar de las interminables horas de televisión de Duque; Martha Lucía Ramírez, como una demostración más de que no sabe dónde está parada acaba de manifestar que “El narcotráfico no va más”; el magistrado Luis Barceló fue llamado a rendir versión en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes solo porque interceptó el teléfono del expresidente; el referendo propuesto por Uribe para acabar con las Cortes y la Jep y modificar el Acuerdo de Paz y para salirle al paso al de Roy Barreras que pretende la revocatoria del mandato del sub presidente Duque Y algunas cosas más.