Por HUMBERTO TOBÓN*
Es evidente que el puente festivo de “San José” en marzo, cuando se relajaron las medidas administrativas de restricción a la movilidad para contener el avance de la Covid 19, generó el inicio de una nueva ola de contagios, que se va a exacerbar con las aglomeraciones que se vivieron durante la “Semana Santa”, cuando se movilizaron por el país cerca de 4,5 millones de colombianos, muchos de los cuales no respetaron los protocolos de bioseguridad.
Los índices de positividad del contagio detectados en las últimas dos semana, hacen prever que seguirán creciendo, obligando al gobierno nacional a dictar medidas que buscan reducir el avance del virus, muchas de las cuales están siendo endurecidas por las autoridades locales y regionales, como sucede en Bogotá, Medellín, Santa Marta y Barranquilla, y que se están ampliando para cubrir espacios departamentales en Antioquia, Cundinamarca y Atlántico.
La gente se desentendió de los riesgos de la Covid 19, ahora con nuevas y más agresivas cepas y muchas personas mayores se han negado de vacunarse con peregrinos argumentos, que han sido desmentidos por las autoridades e, incluso, por los líderes religiosos.
Las consecuencias inmediatas de la nueva expansión del virus se relacionan con un aumento de los contagios, una mayor ocupación de las camas de unidades de cuidados intensivos y el crecimiento de la cantidad de muertes.
Hay también graves consecuencias para la vida económica y social por el confinamiento parcial o total decretado por el gobierno. Confinar la población es una medida extrema, pero necesaria, y es la respuesta institucional a la falta de autocuidado personal. Los efectos de estas medidas conllevan a que las actividades económicas se paralicen. Los toques de queda nocturnos ordenados por la Presidencia para ciudades y departamentos con ocupaciones de UCI superiores al 70%, están afectando sectores que luchan por recuperarse económicamente como el de los servicios.
Con el confinamiento obligatorio total que se aplicará en Bogotá este fin de semana y hasta el martes, la industria, el comercio, la construcción, las ventas informales, el transporte, entre otros sectores, se verán perjudicados, así como millones de trabajadores.
El riesgo que subyace es que el virus se expanda mucho más y obligue al gobierno a decretar el confinamiento generalizado en gran parte del país. Y aunque nadie quiere que esto suceda, es una posibilidad que no se puede descartar, como sucedió en Italia, Francia, Alemania, Bélgica y muchos otros países, que están viviendo la tercera y/o cuarta ola de contagio de Covid 19.
Un nuevo encierro será catastrófico para la economía colombiana y para la convivencia social. No hemos interiorizado como sociedad las destructivas consecuencias que nos dejó lo ocurrido en 2020, cuando cerraron miles de empresas, perdieron el empleo millones de ciudadanos y se incrementó como nunca antes la pobreza y la miseria. ¿Queremos repetir la dosis?
*Los comentarios no comprometen a la RAP Eje Cafetero, entidad de que soy Subgerente de Planeación Regional.