ESCAMPAVIA.
Por JUAN GUILLERMO ÁNGEL MEJÍA
La mentira es tan vieja como el habla, Caín; al responder que ignora el paradero de su hermano inaugura tan dehonroso comportamiento; el engaño al viejo patriarca por parte de Rebeca su esposa y de Jacob, su hijo, para ratificar el pacto del plato de lentejas y así despojar de los derechos de la primogenitura al torpe Esaú terminan con la condescendencia del patriarca Isaac al enterarse del engaño, sucesos que tuvieron su desarrollo puesto que el tramposo Jacob pagó su comportamiento cuando resultó víctima de Labán, quien le exigió siete años de trabajo a cambio de la mano de su hija Raquel; Jacob debió estar muy enamorado puesto que cumplió su parte del trato pero al cabo del plazo prometido tarde descubrió que le entregaron a la hermana no deseada, así debió trabajar siete años más como pago por la mano de Raquel la bella; pecado venial si se compara con en el que sus hijas le hicieran a Lot por medio del cual resultó padre y abuelo de los mismos críos, todas estos desafueros y los mil y más registrados quizás son los antecedentes que nos permiten convivir con el engaño sin mayores reticencias.
Engaños por parte de gobernantes, empresarios, delincuentes, togados y gente del común abundan, la historia recordará al presidente Santos reclamando a su adversario: “no mienta, no habrá impunidad, no habrá curules gratis, eso lo prohíbe el acto legislativo y las normas internacionales y remató diciendo: ustedes con su voto ratificarán los acuerdos, si no los aprueban sencillamente no habrá acuerdo” y a ello se suma la declaración tajante del jefe negociador De La Calle “si gana el no, entonces no hay acuerdo”, nada de eso se cumplió y el país actuó como lo hiciera Isaac, simplemente optó por aceptar un premio de consolación.
No vale la pena discutir si el acuerdo con las FARC fue el mejor posible, el premio ofrecido era tan anhelado y necesario que parodiando a Napoleón se podía decir: la paz bien vale un engaño, así tuviera razón la alcaldesa de Bogotá cuando afirmó que el gobierno entregó todo a cambio de nada.
Esperábamos que la cadena de falsedadas terminara con la protocolización del acuerdo de La Habana pero a los billones que encontró la fiscalía no declarados, a la impunidad otorgada a Santrich así siguiera delinquiendo, ahora, cuatro años después, aparecen reconocimientos de crímenes desde el burladero para eludir al juez competente, para así eludir el ordenamiento legal, y para completar ahora las FARC eligen como receptor de sus tardías confesiones al presidente Santos, como reemplazo amable al procedimiento acordado; así las cosas la carta de Romaña denunciando enormes fortunas ocultas y crímenes no declarados no ha causado cosa distinta a efímeros titulares de prensa.
Probablemente no nos esperaban ríos de leche y miel con el triunfo de ninguno de los candidatos a la presidencia del coloso lo que no nos impide alegramos con la derrota de Trump, él es un personaje que encarna antivalores y extremos odiosos, pero con la misma moneda no nos apresuramos a celebrar la victoria de Biden hasta conocer sus actuaciones frente a Colombia, las que esperamos se aparten de las de la petulante Nancy Pelossi. A nuestro juicio, y sin discutir el resultado del conteo, pensamos que la demora en presentar los escrutinios deja muy mal parado tanto al sistema electoral de los Estados Unidos como a sus correos, es innegable que dieron papaya, se nos ocurren, entre otras razones, porque conservan normas que eran válidas cuando el correo se hacía a lomo de caballo, lo que los hace anacrónicos en un país tan desarrollado.
Carapaz no ganó la Vuelta a España de cuenta de MOVISTAR, tendrá muy cuesta arriba explicar como metieron mano en lucha deportiva que debió ser limpia y sin sapos de por medio. Si me lo permiten añadiré este caso a los entuertos que hemos lamentado.
Excelente