Los fusiles al poder

ESCAMPAVIA.

Cuando la madre, hermanos y familia cercana le ruegan al general Padrino que se ponga del lado del pueblo venezolano, el jefe militar responde con juramentos de sumisión y obediencia al dictador Maduro. Que lo suyos lo sigan considerando un hombre honesto, cuyo deber es ponerse al servicio del pueblo es lógico, lo que ellos ignoran es que su hijo, hermano y padre, es un corrupto que le debe a su jefe todo y a su pueblo nada.

Cuando se formula la nueva democracia, aquella del pueblo y para el pueblo, cuando despierta el deseo de gobiernos libres de tiranías, se diseñó un sistema en el cual el gobierno se fraccionó en tres ramas independientes.

La democracia tiene un lado flaco, no está blindada contra los dictadores quienes de ella se valen para gobernar sin límites, puesto que se apoderan de las tres ramas del poder, y se escudan en la autoridad que emana de los fusiles y de la tropa, es este último, el que se le olvidó incluir en la ecuación a Rousseau, Montesquieu, Jefferson, quienes dieron una nueva vida a la que Clístenes creara en la Grecia antigua, aquella otra fuerza que aparece con frecuencia en manos de dictadores.

Los dictadores sin distingos de credo, se enriquecen y perpetúan por décadas, como: Trujillo, Somoza, Ortega, Ubico, Hernández, Caría, Batista, los Castro o Duvalier en Centro América; o las que ha padecido Venezuela, como lo ilustran los 10 dictadores que la han  gobernado; los más recientes:  Juan Vicente Gómez, de 1.908 a 1.935, el golpe militar desde 1.948 hasta 1.952, Marcos Pérez desde 1952 a 1.958,  Hugo Chávez desde 1.999, seguido por el actual, el de los cinco puntos cardinales, el que se enreda sumando 6 más 7, Nicolás Maduro, quien ya acumula un cuarto de siglo, arruinando ese martirizado país.

El resto de la América Hispana, abunda en dictaduras como las de: Videla o los kirckner en Argentina, o Pinochet en Chile, o Banzer y Evo en Bolivia, Baptista en Brasil, Rojas en Colombia, en Paraguay Stroessner, Velazco Alvarado y Fujimori en el Perú, Bordaberry en Uruguay, la historia de las armas gobernando, atropellando con sus fusiles, que es el único argumento que respetan, es larga y triste; esa toma del poder por la fuerza parecía en decadencia, pero un caso como el de Maduro no tiene antecedentes, porque se  mal disfraza de democracia, cuando es un régimen que se apoya en un ejército comandado por un lacayo sin vergüenza ni honor.

Que Maduro y su combo, quienes a un delirio de grandeza  creyeron que el pueblo hambriento, desplazado y sometido por los bandidos en motocicletas y los tanques en las calles, no se pronunciaría en su contra en unas elecciones, les obligó a fabricar un machetero fraude a la carrera, manejado por una corrupta autoridad electoral, eso es una cosa, otra la actitud de los gobiernos electos de izquierda que solicitan una negociación que le permita a la martirizada Venezuela superar la tragedia, quienes ahora, cuando les tiran un portazo en la cara, no se sabe si seguirán apoyando al genocida dictador.

Presidente Petro, se le acaban las horas, ¿qué le dirá a las madres y huérfanos, y ¿qué le va a responder al “los vamos a joder, no habrá más perdón” para quien se atreva a manifestarse en la calle?, ¿que cuándo llaman a juicio a quien creyó en su palabra y en los pactos que firmó el Sátrapa por pedir le muestren las actas como ordena la ley? Seguirá su merced apoyando al usurpador del poder o respetará los valores fundamentales de la democracia, de su actitud depende el futuro, no de Venezuela, el de Colombia la nuestra.