Por: Cristian Camilo Zuluaga Cardona
Si hay algo que exige la actual crisis originada por el coronavirus, es que todos los territorios tengan habilitada y preparada una amplia red hospitalaria, para atender a sus ciudadanos, que eventualmente resulten infectados del nuevo virus y requieran asistencia médica.
Sin embargo esto no ocurre en Palestina, una población de aproximadamente 18 mil habitantes, que está ubicada en el centro sur de Caldas, donde hay un hospital nuevo, con tecnología de punta pero que tiene sus puertas cerradas. Pues lo inauguraron los políticos en enero pasado, posaron sonrientes para cortar la cinta y cinco meses después ni los médicos y ni los ciudadanos se lo han estrenado porque la Alcaldía municipal y la Gobernación de Caldas dicen que no tienen plata para ponerlo en funcionamiento.
De acuerdo a una publicación del diario La Patria del pasado 29 de abril, se necesitan mil 800 millones de pesos para que el centro hospitalario, que es de primer nivel entre en funcionamiento. Una cifra que en lo personal considero irrisoria para que sea invertida en la salud de miles de ciudadanos. Sin embargo los líderes políticos dicen no tenerla y el hospital ya lleva cinco meses de inaugurado, tres de ellos han sido de cuarentena por una pandemia sin precedentes en el mundo, y ni así han podido abrir sus puertas.
El Gobierno Caldense pasado, el de Guido Echeverri Piedrahita, invirtió más de 600 millones en remodelar el viejo hospital y equiparlo con tecnología de punta para que ese municipio tuviera centro asistencial propio, pero me asalta la duda de por qué no se dejaron garantizados los recursos para el funcionamiento. ¿Quedó el trabajo hecho a medias?
Palestina hoy es un municipio libre de la COVID-19, sin embargo está rodeado por el virus. Risaralda, Manizales, Chinchiná y Villamaría son las poblaciones que lo rodean y en todos hay casos positivos del nuevo virus. Pero lo más increíble e indignante es que si en Palestina alguien se llega a enfermar de cualquier patología que requiera asistencia con urgencias, en el hospital de Palestina lo único que pueden hacer es montar al paciente en una ambulancia o cualquier otro medio de transporte y trasladarlo a Chinchiná. Una población que está a 20 minutos, tiempo valiosísimo en el que se podría salvar una vida en el propio hospital de Palestina.
Resulta increíble e incluso indignante que una población no tenga hospital porque sus gobernantes no hacen una inversión de mil 800 millones de pesos, es decir unos 100 mil pesos por cada uno de sus habitantes, para tener el centro asistencial abierto, sin embargo prefieren gastar varios miles de pesos en el traslado de pacientes a Chinchiná y se atreven a exponer la salud de los palestinenses, incluso en épocas de pandemia.
En Palestina parece que no está permitido enfermarse. Además de tener el nuevo hospital cerrado, en Arauca que es un corregimiento de esa población, están construyendo un nuevo centro de salud, ya que el anterior está en mal estado y debe ser demolido. La crisis de la pandemia tuvo las obras paralizadas y la entrega de este centro asistencial pues también estará demoradas.
Ojala que la Divina Misericordia, nombre que lleva el nuevo hospital de Palestina (Caldas) les haga el milagrito a los ciudadanos de esa población y pronto resulte la voluntad política que haga aparecer los dineros para que el centro asistencial deje de aparecer en la prensa con las fotos del día de la inauguración y empiece a atender a los enfermos.
Ya para terminar dejo este comentario adicional. Palestina es el mismo municipio donde desde hace 40 años se viene hablando de construir el Aeropuerto del Café o mejor conocido como Aerocafé. El gobierno departamental recientemente dijo que los recursos están garantizados para que se reinicien en cuestión de meses, las obras de ese elefante blanco, algo así como unos 100 mil millones de pesos. Es decir que si hay 100 mil para un proyecto que en cuatro décadas no ha podido ser realidad y no hay mil 800 para un hospital que se requiere con suma urgencia para poder tener mayores garantías en atención y prevención en salud, que es lo que más importa actualmente en todo el planeta.