Juan Guillermo Ángel Mejía
Nuestros congresistas del Centro Democrático presentaron un proyecto de ley por medio del cual la nación asume el pago de las jubilaciones debidas a los empleados de la Flota Mercante, dado que el costo anual es de $ 40.000 millones, dinero que, según los proponentes, deberá atender necesidades de los caficultores.
De acuerdo, las jubilaciones se deben honrar, también es indiscutible que los cultivadores merecen ayudas y atención de parte de la Federacíón, pero, de un lado esos 40 mil millones no salen del éter, son dineros que dejarán de atender a las necesidades de salud, educación, seguridad o promoción del empleo, es decir a las necesidades de todos los colombianos, y de otro lado, para hacer justicia, tendremos que tener la garantía de que esos dineros lleguen a las manos encallecidas del agricultor y no se utilicen para pagar los sueldos, primas, gastos de viaje, jubilaciones de los funcionarios de la Federación Nacional de Cafeteros y la diplomacia paralela que sostiene la misma entidad, sin contar otras arandelas, tal como ilustraremos de manera rápida para no cansar al lector.
Recordamos cómo, cuando haciendo uso de las facultades constitucionales, pedíamos se le informara al Senado de Colombia cuales eran los sueldos del gerente y de la cúpula de la Federación, se nos respondió que eso era materia de confidencialidad; según nuestras cuentas uno solo de esos funcionarios le cuesta al campesino una cifra del orden del $2.000 millones al año.
Ahora bien, si el costo anual de las jubilaciones de la Flota es de $ 40.000 millones, 30 años depués del naufragio de la Flota, es claro que muchísimos de los pensionables ya habrán fallecido, bueno sería conocer cuántas personas son beneficiarias de esos dineros, dado que recordamos demostramos cómo aperar un barco de nuestra mercante, costaba más que hacerlo con uno Sueco.
Lo dicho es una muestra adicional de cómo la entidad responsable del Fondo Nacional del Café logró arruinar todas, repito, todas las empresas por ella creadas. Decenas de ellas: el Banco Cafetero refinanciado una y otra vez, las Corporaciones Financieras, Café Salud, Promociclo para financiar el Tour de Francia, la Flota Mercante, los Ingenios, las aerolíneas ACES y AVIANCA, en fin la lista es muy larga y ahora otra vez todos nosotros salimos a limpiar el estropicio que nos dejaron quienes tan orondos está cobrando pensiones. Solo Nicolás Maduro, como destructor de riqueza, puede superar a la Federación de Cafeteros; uno y otra debieron ser declarados interdictos judiciales hace rato, menos mal que esas quiebras ya son historia.
Como conclusión: bien que se defienda a los caficultores pero se requiere que tengamos la garantía de que esos dineros no se utilicen para pagar los altísimos costos de funcionamiento de la Federación; así las cosas, lo que favorecerá al campesino será reducir sueldos que hoy superan con creces el que devenga el Presidente de la República, por lo menos hacer conocer cuánto cuestan las jubilaciones que hoy se atienden con dineros del gremio, suprimir la diplomacia paralela, puesto que sus funciones las deben desempeñar, como en el resto del mundo, los embajadas; es escandaloso que la Federacción gaste un dineral manteniendo a un pseudo embajador, por ejemplo en el Japón, burócrata quien vive como multimillonario en un pent house que cuesta decenas de miles de dólares mensuales de arriendo sin contar un carro negro de lujo con chofer que cuesta otra fortuna, derroche que se repite en los principales países del mundo; lo que se necesita es austeridad en toda la institucionalidad cafetera, en la burocracia en Bogotá y el las seccionarles en todo el país. Como corolario, bien que los congresistas defiendan a los caficultores, pero se requiere que a la vez descubran las enjalmas para que veamos las peladuras y no estén ellos defendiendo el estado de cosas en la Federación a costa de los empobrecidos caficultores a quienes dicen defender y representar.
*Debo aclarar que el alcalde Jairo Arango nada tiene que ver con la venta de los activos de Pereira.
Publicado simultáneamente en El Diario y reproducido en El Opinadero con autorización previa y expresa del autor.
Como las grandes élites, la Federación de Cafeteros, como los flamantes Congresistas, con cupos libres para viajar en avión, primera clase, como su séquito de asesores, como los esquemas de seguridad, para aquellos que se denominan salvadores de la Democracia.
Nos quedamos cortos, enumerando el despilfarro, por parte del sistema, con los impuestos pagados por todos, pero que duele más, cuando atropellan los derechos fundamentales: cesantias, pensiones de los mas pobres.
Desigualdad.Intereses particulares, mantenimiento en el poder de dinastías.
Es una columna para hacer conciencia, que buen artículo..
Estoy casi segura que esos señores de la Federación que nadan en el dinero jamás han empuñado un azadón. Excelente columna.
Una mano de HP corruptos