Por HERNANDO AYALA M
El mecanismo de los vidrios polarizados en superficies como los vehículos que impiden ver su interior, edificios, por exclusividad o seguridad física, podría servir para aproximarse a entender la lógica de la polarización para segregar, excluir, fragmentar, segmentar, dividir, verbos que atraviesan el consciente de la política sectaria negocio depredador con propósito de afianzar privilegios y exclusiones.
Polarizar limpio es necesario para crear conocimiento y conciencia en acción colaborativa en la dialéctica de las contradicciones que permiten construir nuevas verdades y realidades colectivas de evolución y desarrollo humano, social, inclusivo, sostenible. Es la dimensión ética, leal de una polarización leal desde el saber para construir más conocimiento en nuevas dimensiones de la realidad social en comunidad de humanidad.
Polarizar sucio es dañar, envenenar, engañar, desinformar a partir de la manipulación de emociones y sensaciones primarias, desatando miedo y odio frente a lo diferente a la verdad propia. El claro despropósito de la polarización sucia, hecha herramienta política electoral desde siempre, como en los chulavitas y cachiporros del trapo azul y rojo en la violencia política de primera mitad de siglo veinte en Colombia. Así nos tienen envueltos en el juego sucio de la polarización que divide en masa necesaria para la confrontación de proyectos electorales en la disputa del poder cuyo epicentro es el erario en el capitalismo pirata supremacista en Latinoamérica.
Estados Divididos es el nombre que la sátira política le endilga a la tierra de la libertad y el sueño americano, que se ahogó para los ricos a bordo del Titanic en 1912 y los naufragios cotidianos de balseros y latinos «ilegales» en ése territorio. Con todo el engaño posible en el juego sucio del proselitismo desleal, la polarización depredadora revivió la segregación, discriminación que tanto costó superar en la medida alcanzada en los Estados Unidos hoy profundamente fracturados.
Polarizar es un término envenenado hoy en nuestra narrativa de lo público y lo político en sus dimensiones leales, legítimas. Todo se va reduciendo entre nosotros al pensamiento binario, bidimensional, donde sólo se ve desde el fanatismo en blanco y negro, en bueno o malo, en mejor o peor para fragmentar y dividir. La dimensión ética de diversidad en humanidad aún es distante para el pensamiento premoderno que impone todo lo regresivo que hoy nos arrasa. Los bandos del miedo tienen dividida a la sociedad del primer mundo americano entre los estudiados de la cuarta revolución, vida digital con derechos para todos, confirmados desde la mirada de los sin educación de la América profunda que piden regresar como sea, si es necesario a sangre y fuego, a la sociedad premoderna de señores feudales, latifundios y jornaleros sin derechos.
Polarizar, polarización, no es una mala palabra. Su aplicación oscura es como la política distorsionada y degradada en la depredación, para cuyos fines es utilizada como lo peor. Sin pensamiento crítico, claro, no hay evolución.
Escrito por Hernando Ayala M Periodista Proceso Sociedad para Todos Empate 21.