Por tres años seguidos, y gracias a la confianza depositada en mi por el entonces alcalde de Pereira Juan Pablo Gallo y el ex senador Juan Guillermo Ángel Mejía, presté mis servicios profesionales como Comunicador Social del cable aéreo de Periera, Megacable.
Fue una oportunidad que la vida me dio, como periodista, de vivir la burocracia desde su interior, y por algunos meses estar del lado de la que habitualmente fue una de mis fuentes a la que debía mirar con la distancia que el oficio demandaba. Pero también la posibilidad de servirle a la sociedad desde otro ámbito. Por tres años, pude compenetrarme con el dolor y el sufrimiento de un segmento social y un sector estigmatizados por su origen humilde, que desde que nace arrastra una deuda casi imposible de pagar, alejado de cualquier opción de progreso personal y colectivo.
El cable aéreo es -y así lo sigo considerando a pesar de las circunstancias- el más importante proyecto de infraestructura e ingeniería social que se haya emprendido en la ciudad, de proporciones apenas imaginables al viaducto César Gaviria Trujillo.
Basta con advertir el impacto estético y ambiental en el paisaje urbano; pertenece a una modalidad de transporte que contribuye a la movilidad sostenible, pues no demanda el uso de combustibles fósiles ni genera contaminación auditiva, ni es invasivo -como sí lo son las vías carreteables construidas destruyendo monte a punta de buldócer-.
Su gran fortaleza reside en que tiende puentes entre la comuna más poblada y alejada de la ciudad, con la zona céntrica, permitiéndole a sus cerca de 50.000 habitantes el acceso oportuno a la oferta institucional del Municipio. Así, escuelas, colegios, hospitales, estaciones de bomberos y de policía, juzgados, bancos, y todos los demás servicios públicos, a los cuales se llega luego de horas de incómodo transporte en bus urbano, están a disposición del conglomerado en solo unos minutos. Según solía explicar el alcalde Gallo, “es más eficiente traer la comunidad a bordo del cable que construir un edificio institucional en cada barrio de la comuna Villa Santana”. Por ese y muchos otros motivos, no fue difícil “venderle” a la ciudadanía pereirana la necesidad de construir el Megacable.
Así entendí la misión que nos fue encomendada por el gerente Juan Guillermo Ángel Mejía desde la Comunicación Social y haciendo equipo con Marisol Portela, líder del equipo social del proyecto, reto que asumimos con absoluta pasión y resultados evidentes.
Para alcanzar el objetivo generamos información útil a los colegas de los medios acerca de los progresos de la obra, facilitamos su acceso a las fuentes oficiales, suministramos argumentos y convocamos a los líderes sociales, políticos y a la sociedad civil para que se pronunciaran frente a los críticos que presagiaban impactos negativos, y asumimos sin ambages la defensa del proyecto. En otras palabras, nos pusimos la camiseta del Megacable.
Esta misión nos llevó a visitar a diario la comuna, a confundirnos con los líderes comunales, con los actores sociales y gestores culturales, con docentes y estudiantes y con las bases sociales e inclusive, a proponer y gestar acciones de capacitación en artes y oficios, enfocadas en la preparación del talento humano para obtener provecho social una vez este destino se constituyera en un nuevo atractivo turístico de los pereiranos.
En el interactuar con el habitante de la comuna nos liberamos de todo prejuicio y nos pusimos en los zapatos de una ciudadanía esperanzada y expectante. Compromiso con el que seguimos casados, aún después de haber terminado nuestra vinculación contractual con el Municipio de Pereira, hace ya casi dos años.
El pasado 30 de agosto, invitados por el señor alcalde Maya abordamos por primera vez una cabina para disfrutar del imponente recorrido. Desde entonces, por casi tres meses, propios y visitantes hemos disfrutado de este bello tour, divisando el paisaje que nos brinda el sobrevuelo. Pero pasan los días y la paciencia de los líderes comienza a agotarse.
Carlos Marulanda, presidente de la veeduría del Megacable, está pidiendo que el cable comience ya a operar al 100 por ciento, de manera continua tal y como les fue prometido a sus conciudadanos.
Es decir, desde las 5 de la mañana hasta las 10 y 30 de la noche; que esté integrado al Megabús y cuente con alimentadores desde los 25 barrios hasta la estación Villa Santana; que preste el servicio a las 4 estaciones y no solo a las del parque Olaya Herrera y la estación Las Brisas. Pues los estudiantes, profesores, administrativos y visitantes de la Universidad Tecnológica de Pereira, la única universidad pública de la ciudad, así lo requieren. Igual sucede con la Terminal de Transportes de Pereira, a donde llegan gentes de todo el país y en particular de los distintos municipios del Departamento. Recordemos que la gobernación aportó $10.000 millones de pesos al proyecto para mejorar la calidad de vida de los habitantes de los pueblos distintos de Pereira y Dosquebradas, que llegan a la ciudad a realizar sus actividades cotidianas.
Sería importante y oportuno que el señor Alcalde nos dijera de una vez por todas cuándo el Megacable surcará los cielos de Pereira, pero no por unas pocas horas diarias, sino el tiempo y en las condiciones prometidas y en calidad de transporte público integrado al Megabús. Para eso fue construido y eso es lo que todos estamos esperando.
PD. En lo que no le asiste razón al veedor es en lo relativo a los sobrecostos. No existe obra pública donde no se den, y en esta en particular fueron mínimos si se tienen en cuenta las externalidades, como por ejemplo la fluctuación del euro, moneda en que se paga el componente técnico, y otros costos asociados que no se contemplan incialmente. Pero bueno, un líder social no tiene qué ser economista ni contador, basta con que tenga conciencia social.
VER ENTREVISTA AL VEEDOR CIUDADANO Y LÍDER SOCIAL CARLOS MARULANDA SOBRE LA OPERACIÓN DEL MEGACABLE
Agradable columna. Preocupante saber que estás obras «necesarias» para mejorar el servicio de transporte los sectores más marginados, termine siendo una «soga al cuello» para los ciudadanos ¿Seria qué al proyectar estás mega obras no sé calcularon sus costos ?, O se piensa : Yo hago la obra, cueste lo que cueste, luego verán mis sucesores verán como se las arreglan para pagarlas.
Excelente columna, muestra el trabajo desde la comunicación. Es indudable que el exalcalde Gallo y el actual mandatario no le han expresado a sus votantes todas las aristas del proyecto. La operación es deficitaria, nos costará $15.000 millones de pesos cada año, que es muy posible hay sobrecostos, entre otros. Ese déficit operacional lo debe cubrir el municipio de Pereira y es aproximadamente el 10% del ingreso predial. El asunto de fondo es que deben ser claros y mostrarlo como una inversión social, esa es su realidad, más transparencia, de la que tan pocos actos hay.
Gracias, ha interpretado el espíritu de la columna, ojalá el Alcalde escuché a los ciudadanos
Respetado Director:
Indudablemente, el servicio que prestó como Comunicador Social del Megacable, presentando estrategias academicas y comunicativos de gran impacto social.
Ahora bien, el funcionamiento del Megacable , una magna obra que se consolidará como medio de transporte masivo, útil.
Importante la acción de la Veeduria, para presionar su pronto y oportuno funcionamiento.
Grande Pereira con sus inversiones sociales.