Por Fernando Arias Cardona
El 5 de enero de este año (2025) tomó posesión como presidente No. 47 de los EE-UU, el señor D. Trump, quien con los nombramientos del híper millonario Elon Musk y del ultraderechista Marco Rubio en su equipo más cercano de gobierno, enunció lo que le espera no sólo a los migrantes, sino a todos los pueblos del mundo. El señor Trump se cree el emperador de la época, que quita y pone no sólo en su país, sino en todo el planeta. Por ejemplo, ha declarado que Groenlandia debe ser anexado a los EEUU, que Canadá debería ser el Estado No. 51 de la Unión, así como el canal de Panamá debe volver a manos de ese país. La doctrina Monroe, llevada a sus máximos posibles. Pero las cosas ahora no son como hace unos 30 o 40 años que se hacía la sacrosanta voluntad del imperio norteamericano, aunque no se puede desdeñar el ímpetu imperial de Trump y su equipo, porque en cualquier momento puede incendiar el planeta, tal como lo hizo en el pasado Adolf Hitler.
De su catálogo imperial, ha puesto en marcha un plan perverso, de rasgos fascistas, para expulsar a varios millones de migrantes de ese país, sindicándolos de ser “criminales y enemigos de la seguridad de EEUU”.
El primer encontronazo fue con nuestro presidente Gustavo Petro, quien al percatarse que nuestros nacionales iban a llegar encadenados y esposados, dio la orden de no permitir el aterrizaje de los aviones gringos que traían a los primeros compatriotas en condiciones humillantes e indignas. Entonces Trump sacó el látigo: Aranceles del 25% para los productos colombianos pudiendo ascender al 50%, creyendo que así pondría de rodillas al presidente Petro, olvidando que ahora no están Uribe, los Santos, o el presidente de los 7 enanitos Iván Duque.
El presidente Petro lo que hizo fue reclamar un trato digno para nuestros connacionales y respeto a la soberanía nacional, en coherencia con su pensamiento democrático y en directa aplicación de nuestra Constitución Política que dice expresamente “Artículo 9º. Las relaciones exteriores del Estado se fundamentan en la soberanía nacional, en el respeto a la autodeterminación de los pueblos y en el reconocimiento de los principios del derecho internacional aceptados por Colombia”.
No señor Trump, usted no nos va a mandar a nuestros nacionales como si estuviéramos en la colonia cuando trajeron por miles y miles a los negros africanos, amarrados de pies y manos para ser esclavizados. El mundo ha cambiado por si no se ha dado cuenta. La dignidad humana está por encima de los negocios económicos por necesarios que sean.
Lo indignante e incomprensible, aunque no nos sorprendente, es la reacción lacaya y apátrida de la derecha colombiana, frente a una postura tan obvia como la de nuestro presidente, llegando incluso, a proponer dizque una “comisión de alcaldes” para ir a EE UU, a decirle a su amo “mírenos aquí con la rodilla en el suelo, por favor no nos castigue a nosotros, esas son locuras de Petro”. De paso, qué esperan el Procurador y la fiscal para iniciarle los procesos disciplinario y penal a Federico Gutiérrez, quien fue el autor de la audaz propuesta, porque ahí estamos frente a una posible usurpación de funciones públicas y sedición.
Excelente columna, gracias.
Excelente felicitaciones !así es doctor ante todo y por encima de todo la dignidad