Por JORGE EDUARDO MURILLO MEJIA
Esta es una frase que aparentemente rima bien y supuestamente es entendible en su definición. Desde antes de la internet se ha venido hablando de resentimientos sociales y demás afinidades tratadas por sicólogos, sociólogos y siquiatras. Pero ahora a través de la web con el instrumento de las redes estamos viendo un fenómeno llamado: Rencor Social en Redes. Este tema además de los temas del big data, la rumorología digital y los mensajes que se envían a través de la virtualidad, están en interesantes debates sobre una nueva realidad cuando hace tan solo 20 años, solo nos enterábamos a través de medios escritos de lo que pasaba en el mundo, además de la radio y tv. Lo interesante es que el tema es transversal a todo. No es un tema solo político, es un tema que abarca la percepción y el mensaje del conglomerado mundial sobre todo lo que nos acontece. Las interesantes disertaciones sobre el tema muestran cómo, los individuos en redes tenemos una gran sensibilidad y todo lo que pase por una red es analizado, digerido y por supuesto susceptible de respuesta. Dicha respuesta conlleva al tema del rencor social como percepción ante los líderes, influencers y encargados de contenidos comunicacionales. Cuando la sencilla manera de comunicación era el periodismo puro de una sola vía, alguien escribía y punto; se le podía contestar después. Hoy en día la comunicación es de varias vías, en tiempo real interviniendo muchísimas personas a la vez. El resultado es que vivimos al día y todo se sabe instantáneamente, la globalización nos acercó demasiado. El inconveniente es que las fuentes de la información se enfrentaron a las fake news y a la facilidad que tiene cualquier ser humano de manipular la información. Hoy en día recibimos millones de mensajes donde se manejan muchas hipótesis engañosas, y unos presentan la información mostrado el vaso medio vacío y otros, el vaso medio lleno. En medio de esto muchos ostentan, muchos alardean y esa invasión genera rencores, lo mismo que tergiversamos la imagen de las personas o de las cosas, dependiendo de la manera como nos presentan la información. Así vemos polarizaciones de ricos y pobres, políticas, religiosas y étnicas entre muchos temas que nos dividen. Ver tanto despliegue y manipulación está generando odios y rencores que, si no sabemos controlar, se nos sale de las manos produciendo una violencia virtual que puede ser dañina. El rencor social producto de la virtualidad nos distanciará en vez de acercarnos positivamente, por eso los manejadores y protagonistas de las redes deben ser cautos y no permitir la anarquía virtual sobre todo en las nuevas generaciones, para poder convivir en paz y armonía.
Excelente columna