Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadTengo un taco en la garganta

Tengo un taco en la garganta

Y ese taco quiere salir, explotar, manifestarse, porque lleva buen tiempo ahí; siempre gritando para mis adentros.

Procuraré ser lo más concreto y lo menos trágico posible, al hacerlo público.

Hace pocos años tuve la grandiosa oportunidad de enfrascarme en una conversación muy agradable con un empresario de los medios de comunicación digitales de la capital risaraldense, quien en medio de la sinceridad me soltó la siguiente frase: “Mi hija trabaja allá, tiene contrato y ella va cuando quiere; allá le dijeron que no había necesidad de ir, pero ella va de vez en cuando porque quiere”.

Mi amigo se refería a un contrato de prestación de servicios que a su hija le habían aprobado en una entidad de la administración pública. Yo me asombré de la tranquilidad con la que me lo dijo y, más que eso, quedé perplejo. Esa perplejidad que uno disimula o ahoga con una sonrisa con la que aparenta ser complaciente con lo que escucha; pero no era así. ¿Saben en qué pensé y me preocupó enormemente? En la joven profesional, la hija de mi amigo; la que, seguramente, soñó luchar por un puesto, obtener a pulso un empleo demostrando sus capacidades, ganarse honradamente la vida, tener un propósito noble de trabajar, cumplir, ser responsable, etc., etc.

He ahí el costo de dicha comodidad. Pues, éticamente, “se la tiraron”, diríamos en nuestro argot popular.

No niego que uno como padre quiere lo mejor para sus hijos, cierto. Es así, pero no así.

No niego que uno quisiera recomendar un hijo para un empleo, tocar puertas por ellos, mostrarles a nuestros hijos con quiénes es más conveniente relacionarse, hablar uno con los amigos, visitar los administradores públicos que, de pronto, se acuerdan de que le deben un favor o un apoyo y “zuácate” o “eureka” se abre una puerta y listo. A demostrar sus habilidades, destrezas y conocimientos.

Pero, dejarle en evidencia a un hijo que la administración pública está hecha también para que quienes no trabajen demuestren toda su irresponsabilidad al no cumplir los alcances de un contrato (Si es que el contrato tiene alcances a cumplir) eso sí me parece una gran irresponsabilidad. Ese hijo o hija desde ya se expone a otros torcidos; a la facilidad de la vida; a presentarse con todo el peso de su prepotencia diciendo que como su papá es amigo del ordenador del gasto no la mueven, no le exigen, la tienen que seguir contratando y lo peor, le tienen que seguir pagando.  En otras palabras, que se le permita esquilmar el erario.

A ella, como seguramente a muchos otros que se jactan de tan enorme logros, le pagan con un dinero que no es de ella; que es de la administración pública y de hecho es de todos; porque se recaudó con el producto del esfuerzo de los dividendos que todos aportamos con impuestos, con trabajo, con multas, con recaudos, con trámites; en fin, tantas formas como las arcas de la administración pública fortalecen sus finanzas para que se transformen en las obras comunitarias y sociales, que en muchos casos quedan en un segundo plano porque hay otros intereses, como la historia que les he contado.

¿Qué podemos esperar? Cualquier cosa y lo peor; eso podemos esperar.

Les voy a decir, en otras palabras, cuál es el costo por abrogarse esa comodidad a través de un simple contrato de prestación de servicios: a la hija de mi amigo el empresario le alteraron en la psiquis la concepción genuina de la honradez y de la rectitud en la vida.

No siendo más, ahí les quedo y me retiro len ta men te… Uff, descansé. Es con mucho gusto.

…………………………….

 

 

4 COMENTARIOS

  1. Pero el taco se le quitará pronto cuando sepa que a la joven no le darán más empleo; porque eso es lo que hace la administración pública con los muchachos profesionales : los engolosina con «un contratico» y luego se lo adjudican a otro
    y así los apabulla dejándolos tirados. No los i centivan a continuar preparándose para servir bien.
    a la región o al país…

    • El punto central del artículo es hacer notar que le pagan así no vaya a trabajar y hasta le sugieren que no tiene necesidad de presentarse a laborar porque su papá es tremenda «palanca». Ahí es donde se le altera la psiquis a la primípara contratista.

  2. Gerardo, que mazazo a la vida, a realidad real, que desazón, que dolor de patria, de sociedad. Y ese caso que planteas desafortunadamente se multiplica por mil.
    Mejor dicho, apague… y encienda la antorcha de la rebelión: NO MAS DE LO MISMO.

  3. Respetado Columnista:
    » Tengo un taco en la garganta.».
    Es una realidad cotidiana: la política del atajo, de la trampa, de lo fácil.
    Infortunadamente, costumbre » paisa», de los de Antioquia, que fueron difundiendo en su época de colonizar nuestras hermosas tierras cafeteras.
    Para ellos: » todo vale». » Hágale que ahí partimos».
    Con validez actualmente en todas las esferas publicas y privadas.
    La familia que debiera ser el órgano rector de los principios éticos, ha caído en esa dinámica

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