El origen de las fiestas de toros está relacionado con antiguos ritos de paso y prácticas que muestran un grado de valor y habilidad, donde se arriesga la propia vida; toda una exhibición de dignidad en la arena, un combate, que inspira admiración y reconocimiento popular, aunque en ocasiones haya que pagarlo incluso con la propia vida.
Quienes primero tuvieron estas prácticas conocidas como “taurocatapsias” fueron las antiguas civilizaciones minoicas; donde en rituales paganos se sacrificaban animales bravos, ofrecidos a las deidades por los beneficios obtenidos de la tierra. El imperio romano en tiempos de Julio Cesar introdujo los juegos y luchas con fieras, que denominaron: “Taurobolios”, el degüello de un toro y el baño en su sangre, mientras se gritaban frases como: “iures excepit…et transtulit”, “tomo sus fuerzas y las transportó”; iures eran los testículos del animal, no la sangre y el bucranion, simbolizaba la emasculación o castración del iniciado.
La tradición “taurina” siempre se ha relacionado con una fiesta que busca ciertos beneficios sagrados y místicos que animales como los toros bravos emanaban. Encontramos tradiciones como los “vítores” pintados con sangre de toro mezclada con aceite, en las fachadas de quienes se doctoraban en la universidad de Salamanca; o la del Toro de bodas de Plasencia, en la que el novio buscaba fertilidad y fuerza; o la nupcial con la figura de un toro, celebradas en Teruel desde principios de la edad media. Todas estas prácticas terminaron con celebraciones de carácter social y litúrgico desde la feria de Abril de Sevilla, con presencia de la aristocracia burguesa o las corridas populares de Toledo con motivo del Corpus Christi, hasta los mismos encierros de San Fermín en la ciudad española de Pamplona. Esta herencia de la lidia de toros en Latinoamérica fue introducida durante la colonización española, aunque adoptó identidad propia solo a partir del siglo XIX.
En algunas regiones de nuestro país, es costumbre celebrar al final y comienzo de año, festividades donde se incluye la “tauromaquia” como espectáculo de interés turístico; con nuestras tradicionales plazas de toros, con toreros vestidos de trajes de luces, prácticas festivas que, solo se conservan en países como Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y México; y en Europa en España y Francia.
En Colombia, existe en su reglamentación jurídica, la protección de los animales, con la ley 84 de 1989, que claramente especifica: “los animales tendrán en todo el territorio nacional especial protección contra el sufrimiento y dolor, causados directa o indirectamente por el hombre”. No obstante, existe una contradicción en ella misma, cuando en una excepción, habla en el artículo 7: “de la misma ley que serán permitidos: el rejoneo, el coleo, las corridas de toros, novilladas, corralejas, becerradas, riñas de gallos y los procedimientos utilizados en estos “espectáculos”.
Quienes defienden la tauromaquia han logrado la aprobación en Colombia de un “Código Taurino” donde se quiere hacer reconocer a la tauromaquia como una expresión artística y cultural, una manifestación de la diversidad cultural y el pluralismo de una sociedad, que incluso se le ha declarado como “Patrimonio Nacional de Colombia”. La Corte Constitucional emitió en el 2018 un fallo, donde ratificó que las corridas de toros no pueden ser sancionadas como practicas de maltrato animal, si son practicadas como parte de una tradición cultural arraigada. ¿Si la Corte reconoce que son seres sintientes, cómo puede dejar bajo la discreción de un juez local, que pueda considerar si es o no maltrato animal, dependiendo de las localidades donde son eventos culturalmente fuertes?
Algunas ciudades como Medellín han logrado por medio de algunos defensores como la fundación “Anima Naturalis”, que se declare que ningún dinero público pueda ser destinado a financiar la “tauromaquia”, y algunos grupos a favor de la protección de nuestros animales, han ido creando fuerte presión en los candidatos a corporaciones públicas que incluyan dentro de sus propuestas leyes que prohíban cualquiera práctica que incluya el maltrato de animales.
¿Cuándo tomaremos conciencia en una sociedad como la nuestra sobre la evidente crueldad a la que son sometidos estos seres sintientes y que, sin voz, en un mal llamado “acto cultural”, lo único que demostramos en estos “espectáculos circenses”, es nuestra irracionalidad de toda una barbarie en el maltrato animal?
La “tauromaquia” es un “espectáculo” donde un torero de manera profesional se dedica a lidiar con un ser indefenso, luciéndose en la arena, bajo los gritos de adulación de unos asistentes embriagados por una sed insaciable de sangre, bajo un traje bordado de hilos de oro o azabache, que van robándose de manera humillante una vida, exhibiendo su capote y muleta roja, con banderillas y puntillas, que salpican su cuerpo del dolor, que colorea de un rojo nacarado la arena, en medio de una agonía que pareciera nunca acabar y donde el gran premio no es otro que amputar una oreja, levantada en alto, el más ruin de los trofeos; prodigando así, un último suspiro, en el que se derrama una lagrima sin odio, de un animal indefenso, que cae humillado a los pies de quien luego es levantado en hombros como el gran héroe de la tarde.
El toro como animal herbívoro y por lo tanto pacífico, su instinto de defensa frente a situaciones de miedo le lleva a intentar huir en lugar de atacar, por ello cuando entran al ruedo dan varias vueltas. Es el hombre quien altera su naturaleza, sus supuestos ataques son intentos desesperados para defenderse de su agresor armado, nunca pierden la esperanza de huir. Aunque las leyes promuevan como cultura, el hacer del dolor una fiesta, estas prácticas solo tienen un nombre: TORTURA.
Padre Pacho
Respetado Columnista:
Excelente reflexión.
La Tauromaquia: es una de las tantas pestes que nos trajo la conquista. Es el circo para, los poderosos mostrar su dominio
Es el circo que venden los poderosos para embolatar la miseria de los pobres, quienes compran el boleto , igual que los gobernantes compran el voto.. El circo para tapar la corrupción que tapa la sociedad en general. Pan y circo, muchas de las festividades nacionales .
Pan y circo: el fútbol, ( aunque reconozco que me gusta, pero no enceguece mi pensamiento crítico)
Y pensar que la Tauromaquia, fue tema de discusión en el flamante Congreso de Colombia.
Respeto por los animales.
Respeto por los ancianos, abandonados.