Una ciudad de libros

Jerson Ledesma

El océano informático o digital genera la posibilidad de acceder a cuanta información sea necesaria o requerida. El explorador navega hacia contenidos multifacéticos, se adentra en extrañas redes donde participa, interactúa y comparte, tiene a disposición gigantes centros comerciales virtuales, mercados y tiendas, hasta comprar sexo online es una tendencia. Pero más allá, en un rincón casi desaparecido de la vasta nube, se encuentra una ciudad de libros, un lugar único para el provecho de la sapiencia humana, un sitio en el cual se erigen pesadas columnas artísticas que ayudan a construir y mantener esta metropolibro; tal vez, con cierta desmotivación, es probable creer que son pocos sus visitantes o transeúntes. Sus caminantes son solitarios, buscan refugio en autores de vieja data con el fin de ingresar a sus cuentos, obras poéticas o cantos. La Ciudad Seva se mantiene de pie, abre sus puertas las 24 horas del día o mejor el usufructo de su contenido. Algún ilustrado pensador del siglo XX recordado por Tlon, Uqbar, Orbis Tertius expresaba que en caso de existir un paraíso este debía reflejarse en una biblioteca. En esta ocasión, cuando la fragilidad de los sistemas se evidencia y el aislamiento es una condición para sobrevivir, aparece una vez más Ciudad Seva Digital: la cuna de la Alejandría, el reposo de Hipatia o la conquista de Alejandro Magno, con sus cientos de letrados de otrora o actualidad y miles de historias impuras, diáfanas, obscuras e indóciles para el sobrevuelo de la mente, porque su ingesta provoca emanación y pérdida del tiempo líneal. Es la ciudad de la insatisfacción, de las preguntas y búsquedas inaplazables, por tal razón, mientras se cruzan sus esquinas es posible percibir a Italo Calvino, Mario Benedetti, Jacinto Benavente, Adolfo Bioy Casares, Gabriel García Márquez, entre otros. El desprevenido andariego conversará con sus líneas textuales, formará parte de sus años y experiencias mientras volverá a recorrer la gran metropoli digital para llegar a otros autores, haciendo de su viaje una vida interminable. Ciudad Seva Digital entraña en el recuerdo a la bella Caosmosis y Nietzsche en Castellano de Horacio Potel, dos fuentes de la sabiduría convencional y la rebeldía, dos oasis perdidos en el océano cósmico informático.