Por :Alberto Zuluaga Trujillo
Contrario a quienes han expresado que este alto en el camino impuesto por el Coronavirus nos hará mejores individuos, más responsables y por consiguiente más reflexivos al momento de tomar decisiones, cumplimos hoy con el tercer escrito demostrativo de que, a pesar de la pandemia, continuamos siendo iguales de conflictivos y soberbios.
La llegada del líder gremial Mauricio Vega Lemus, actual director de la Concesionaria Autopistas del Café, como Presidente de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Industriales (Andi) seccional Risaralda, parecería todo un logro de no ser por los persistentes rumores de manejos non sanctos al interior de la Cámara de Comercio de Pereira, los cuales fueron negados de plano por la entidad a través de su Presidente Ejecutivo y su Junta Directiva, los mismos que se han negado a que allí se realice una auditoría forense, provocando la renuncia irrevocable de los delegados del Gobierno.
Según el Presidente de la Junta los temas discutidos “siempre fueron consensuados en un 90 por ciento con los delegados de la Presidencia de la República, no pudiendo entendernos en cuanto a la auditoría forense por ellos exigida”. Ante la opinión pública la actual Junta señala a los cinco miembros renunciantes de buscar el control, circunscribiendo el enfrentamiento a una pugna por el poder en tan importante ente gremial. Pero calla el directivo, por ejemplo, en dar a conocer si en verdad él, como Presidente de la Junta, es contratista de la entidad o, por qué dos años después de estar por fuera de la Cámara, Vega Lemus hizo un reintegro de 15 millones una vez conocida la Actualización Especial de Fiscalización realizada por la Contraloría General.
Escudriñado solo el 10 por ciento de las operaciones, encontraron 13 hechos administrativos en donde aparecen entre otros, gastos injustificados por mil millones de pesos del Presidente Ejecutivo de la época a más del uso manilargo de tarjetas de crédito con el que se pagaron elementos de uso personal en almacenes de cadena.
De manera que justificar la exaltación de Mauricio Vega Lemus en este nuevo alto cargo de representación gremial aduciendo que se “trató de una reivindicación a su buen nombre por su talante y hoja de servicios en pro de Risaralda”, de parte de una entidad que agremia a empresas representativas de la región es, a nuestro juicio, un abierto desafío a un sector de comerciantes y empresarios no menos importantes y valiosos, representados en los cinco miembros renunciantes de la Junta.
Así no es. Somos los primeros en reconocer los logros obtenidos por quien dada su trayectoria se ha constituido en figura promisoria para la ciudad pero somos cautos y vigilantes frente a unos señalamientos que deben clarificarse para honra de su nombre y para salvaguardar el prestigio bien ganado de nuestra Cámara de Comercio.
No se trata de girar anticipadamente un cheque en blanco a favor de su honorabilidad dando a entender que “los otros” son enemigos de la Cámara en busca de potentes reflectores que los proyecte hacia futuro. No. Son desde luego destacados profesionales que brillan con luz propia y quienes también le prestan un invaluable servicio a la ciudad. Por eso insistimos, pese a la pandemia, seguimos siendo los mismos.
Publicada en El Diario y reproducida en El Opinadero con autorización expresa del autor.