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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

Actualidad¿EL BOLERO VIVE?

¿EL BOLERO VIVE?

 

El bolero es un género musical profundamente arraigado en el corazón de los latinoamericanos que se ha convertido en la voz del alma de los habitantes de este rincón del planeta. «Ni el tango pesimista y de laborioso baile, ni la trágica y machista ranchera, ni la alegre samba brasilera, ni las cadencias encendidas de la cumbia colombiana, ni el rítmico y renovador mambo cubano; ni siquiera la invasión contagiosa de la salsa, ganaron nunca tan amplio predicamento en nuestro continente», afirmó César «Pagano» Villegas en su ensayo «El bolero en Colombia, un viejo amor».

 

Sin lugar a dudas, estamos frente a un fenómeno cultural y social que ha quebrado todas las barreras y que se ha posicionado en el mundo de la música universal hasta ocupar los primeros lugares de favoritismo del público. Contemporáneo del tango, antecesor de la ranchera y del rock, del jazz y del pop, el bolero vive una circunstancia extraña y especial, una coyuntura controversial. Lo encontramos fácilmente en el repertorio de casi todos los cantantes del mundo, que acuden a él con la certeza de mover las fibras más íntimas de los oyentes, de los enamorados y de los melómanos en general. Se escucha en la radio, en la TV, en las redes sociales, en las aplicaciones, en los bares, en las casas, en Nueva York y en Japón. ¡En todas partes! Sin embargo, por circunstancias extrañas, el mundo carece en la actualidad de verdaderos cantantes y exponentes del género.

 

En América Latina, después de la época de oro del bolero comprendida entre 1950 y 1980, se produjo la lenta pero paulatina desaparición de centenares de sus mejores exponentes como Celia Cruz, María Martha Serra Lima, Tito Rodríguez, Felipe Pirela, Daniel Santos, Lucho Gatica, Vitín Avilés, Orlando Contreras, Leo Marini, Los Panchos y los variados tríos, la vieja guardia cubana y portorriqueña y también la de los colombianos, los venezolanos y los argentinos. Quedan muy pocos de aquella época: Roberto Ledesma (con 100 años de edad), Chucho Avellanet, José Feliciano, Ismael Miranda, el «salsero» Andy Montañez y algunos otros cantantes como los «septuagenarios» Jimmy Contreras y Amparo Plaza en Colombia, Mundito González y Rafael Basurto en México, Fabio Martínez en Panamá y Raquel Hernández de Cuba.

 

Sin embargo y por fortuna, en los años siguientes aparecieron tres nuevos y extraordinarios artistas que reconectaron a las nuevas generaciones con el bolero y que ocasionaron otro auge sorprendente: Armando Manzanero, Luis Miguel y Gilberto Santa Rosa, un genial compositor y dos maravillosos cantantes.

 

En la actualidad es evidente el surgimiento de una crisis —incomprensible— expresada en la lenta desaparición de los cultores exclusivos del género. El bolero a pesar de su aparente inmortalidad, —declarado por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad— ha ido perdiendo a sus cantantes y compositores más característicos y representativos sin que aparezca una nueva generación de ellos. Esta realidad expresa sin duda una gran contradicción porque los grandes intérpretes modernos de habla hispana especializados en otros «ritmos» incluyen permanentemente al bolero en su repertorio: Andrés Cepeda, Natalia Lafourcade, Romeo Santos, Monsieur Periné, Shakira, Marc Anthony y muchos otros artistas más que nos alborotan la nostalgia con sus incursiones románticas en este género. Pero, ¿por qué? La verdad absoluta es que el bolero tiene en sus melodías y letras un secreto a voces: es seducción, es amor y dolor, es pasión, es complicidad. Una herramienta ineludible para la conquista y el vehículo perfecto para que la poesía viva, inspire y acompañe el caminar de los latinoamericanos. Es por eso que el bolero vivirá por siempre aunque sea sin exclusividades.

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