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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

Actualidad“El delito de cohecho”

“El delito de cohecho”

En Colombia existe un conjunto de normas cuya finalidad es hacer frente a la corrupción y a la cultura de la mordida, promoviendo la trasparencia en las actuaciones del Estado y los privados. Son normas que velan por una eficiente inversión de los recursos públicos y la vigilancia en la gestión pública.

Nuestro código penal define claramente en qué consiste el peculado en sus diferentes modalidades, la concusión, el cohecho, el prevaricato, el abuso de autoridad, entre otros y las respectivas posibles sanciones a las que se puede ver sujeta la persona que incurra en estas conductas.  

Todo acto de corromper a alguien con dinero o regalos para conseguir de él una cosa, generalmente ilegal o inmoral se le considera soborno. Es una palabra que proviene del latín “sobornare”, que denota proveer, equipar por debajo, a escondidas. Existe un soborno o cohecho activo, quien soborna, dando dádivas a cambio, de realizar u omitir un acto inherente al cargo, cayendo en una contra versión, y el cohecho pasivo, que es quien se deja sobornar.

Desde la perspectiva ética y moral, ambos están cometiendo una falta grave, que se ha convertido en el pan de cada día, una conducta que es punible y moralmente mala, frente al derecho de la propiedad, tanto en el ámbito público como privado.

Una mayoría de servidores públicos, con conciencia errónea, han incorporado en su léxico laboral las mal llamadas “comisiones” que se convierten en delitos de concusión, donde se benefician u omiten actos inherentes al cargo que se representa, inclinando la balanza por el mejor postor, aquel que ofrezca las mejores dadivas.

Quienes regulan el orden y la vigilancia en delitos cometidos a las normas establecidas en materia de transporte, son los más propensos a ser tentados o caer en este tipo de actos, que son contravenciones de cohecho, al omitir o exigir dadivas, generalmente económicas, lo que nos ha llevado a caer permanentemente en una cultura de “cohecho social”, tanto de quienes regentan la seguridad vial, como quienes en ocasiones infringimos las normas en materia de transporte.

Hoy frente a la aprobación de unas reformas, algunos representantes a la Cámara, son tentados permanentemente, contrariando incluso a quienes dan las directrices de sus partidos, a cambiar sus votos por dádivas, que se convierte en cohecho, por lo que ya han sido condenados varios congresistas, en gobiernos anteriores.

 ¿Será que tiene razón quien dijo, que en todos los hombres está presente el dejarse sobornar, y que todo es una cuestión de cantidades? ¿Cuándo aprenderemos a decirle no al soborno, a educarnos en el cumplimiento de la ley, para exigir que ésta, sea justa y equitativa?

Padre Pacho

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