Los sociólogos Gaetano Mosca y Vilfredo Pareto, expusieron a principios del siglo pasado su teoría sobre la «clase dominante». Según ellos en todas las sociedades ciertos grupos tienden a monopolizar el poder y a imponer su concepción sobre los intereses públicos.
En Pereira, durante buena parte del siglo pasado el poder local se fraccionó entre un sector encabezado por el senador Camilo Mejía Duque y el otro, liderado por Don Gonzalo Vallejo Restrepo, desarrolló numerosos iniciativas cívicas que dieron lustre a la ciudad. A fines de ese siglo surgió una nueva generación cuyos miembros influyeron en los destinos locales y nacionales, logrando alcanzar en pocos años la jefatura del Estado en cabeza de César Gaviria, y hasta presidieron senado y cámara, por intermedio de Juan Guillermo Ángel Mejía y Rodrigo Rivera.
Los cívicos construyeron un proyecto basado en la excelente posición geográfica de nuestra ciudad, explotando a fondo nuestra ventaja geopolítica como centro del eje cafetero, y haciendo énfasis en el intercambio comercial retaron exitosamente a la dirigencia manizalita. Pero nuestra zona de influencia enfrenta ahora problemas de saturación, un hecho verificable por miles de pequeños negocios y otros tantos miles de vendedores callejeros, además del exceso de tiendas de grandes superficies; todo lo cual indica que necesitamos otros horizontes, tal como hicieron los quindianos con su vocación productiva centrada en el turismo rural.
Hoy disputamos los primeros lugares en las tablas del desempleo y mucha gente subsiste por las transferencias del exterior; perdimos el control de varias empresas de servicios públicos; en materia de salud pública apenas mantenemos el venerable hospital, los alcaldes se tomaron un lustro gestionando un «parque temático» y con cada uno de ellos sube el número de paupérrimos vendedores «ambulantes». Para complicar este panorama los gobiernos nacionales no aumentan nuestra participación presupuestaria, y nuestros gobernantes llevan años sin presentar nuevos proyectos significativos de desarrollo.
Todo esto demuestra que nuestra actual «clase dominante» adolece de visión estratégica sobre el futuro de Pereira. Y de no corregir su rumbo, continuará improvisando en materia de soluciones geopolíticas.
03-IX-2024