“Resistencia a envejecer”

El maestro y poeta Alberto Cortes, escribe en una de sus canciones: Uno va subiendo la vida, de a cuatro, los primeros escalones, tiene todas las luces encendidas, y el corazón repleto de ilusiones. Uno va quemando energías, es joven, tiene fe y está seguro, soltándole la rienda a su osadía, llegará sin retrasos el futuro. Y uno sigue, sigue, sigue, sumando vanaglorias y ambiciones, no sabe en realidad lo que persigue, y va de distorsión en distorsiones. Uno es una simple herramienta, que tiran cuando ya cae en desuso, uno lo sabe, pero no escarmienta, sigue aferrado a la ilusión que puso. Y uno piensa, piensa, piensa, que siempre seguirá en el candelero, que nunca ha de vaciarse su despensa, que queda mucha tinta en el tintero. Y uno sigue, sigue, sigue, cautivo de su imagen, caminando, el ego desbordado no concibe, que muchos otros vengan empujando. Y uno va, teniendo evidencias, ya no recibe flores ni palmadas, rechaza que empezó su decadencia, que va por la escalera de bajada. Y uno baja, baja, baja, no quiere por orgullo lamentarse, que ya no es quien baraja la baraja, ni se ha guardado un as para jugarse. Y uno baja, baja, baja, desciende lentamente hacia el olvido, hay algo en su balance que no encaja, lo que ha querido ser y que no ha sido. Uno queda solo en la mesa, negando su pasado amargamente, le cuesta confesar que ha sido presa, de un canto de sirenas permanente. Y uno es una isla desierta, un médano en el mar, un espejismo, empieza por abrir todas las puertas, y termina a solas con sí mismo.

Esta poesía es el reflejo, de una realidad que tanto nos cuesta aceptar, como frenar el paso del tiempo. Aceptar la edad y el envejecimiento es algo que nos urge, aceptarlo cuanto antes nos ayudará a vivir con mayor plenitud. ¿Por qué nos cuesta tanto envejecer? Nos cuesta por una cuestión cultural, pero igualmente por el miedo que sentimos ante esos cambios, que se dan a nivel psicosomático. Esta cultura nos ha vendido la idea que ser viejo y cumplir años es una maldición; este fenómeno se le conoce como gerascofobia, un temor irracional que afecta a la calidad de vida de quien la padece, cayendo en la ansiedad, por el miedo a la vejez.

Uno de los mayores miedos de cumplir años, es que es un camino que nos acerca a nuestro final y es que desde que nacemos sabemos que un día moriremos. Hay que aprender a aceptar la edad y a disfrutarla en cada una de sus etapas. Siempre nos preguntamos cual es la edad perfecta e idealizamos algunos momentos de nuestra vida. Aceptar la edad implica reconocer lo que esta nos ha brindado, la posibilidad de ser mejores personas, de aprender de nuestros errores, de avanzar de crecer, de pensar de otras maneras diferentes, de descubrir lo que valemos.

Los cambios no son siempre negativos; debemos aprender a valorar lo que tenemos. A pesar de nuestra edad nuestro cuidado es fundamental, cultivar el amor propio; envejecer es tan maravilloso como cualquier otra etapa de la vida. No nos merecemos estar tristes o sentir fracasados, en la etapa donde recogemos lo vivido, y todo lo que hemos podido sembrar, en las diferentes etapas ya vivadas en nuestro caminar por la existencia.

Padre Pacho