Por: Jorge D. Hernández
Una osada periodista iraní viaja de Teherán a Mashad (ciudad sagrada de Irán), a investigar los crímenes cometidos por un asesino serial. Las víctimas: trabajadoras sexuales madres cabezas de hogar, que en su mayoría son adictas al opio. El modus operandi del homicida es similar: estrangula a las mujeres que luego arroja en parajes solitarios de la ciudad. Al llegar a Mashad, Rahimi, la periodista, es discriminada por la gente y acosada por la policía misógina con el objetivo de que abandone la ciudad, a lo que la investigadora se rehúsa y, arriesgando su propia vida, se expone como señuelo para atraer al psicópata que por poco logra convertirla en su víctima número 18.
El asesino es capturado y se inicia todo un proceso para que sea juzgado, pues toma gran interés la acción del criminal para un gran sector de población, incluyendo a su esposa e hijo mayor -que ve en su padre un ejemplo a seguir-, alentado por los conocidos y amigos que consideran que la actuación del homicida vale la pena emularla por estar limpiando las calles del «pecado».
En el sitio de confinamiento, Saeed Hanaei, el asesino, recibe voces de aliento de diferentes sectores de la población que lo hacen enorgullecerse de sus actos, además, de recibir la promesa de que va a ser liberado. Pero, las cosas no se dan como él espera por la presión de la prensa y autoridades de la capital, resultando sentenciado y ejecutado en la horca… Así es la trama de ARAÑA SAGRADA, filme iraní de 2022, dirigido por ALÍ ABBASI y protagonizada por ZAR AMIR ABRAHIMI.
En Colombia, por su parte, han aparecido a lo largo de su historia no arañas sagradas, sino robustas vacas sagradas que han ostentado mucha capacidad corruptora como para tener la fuerza de comprar jueces, autoridades, imponer y dominar políticos, medios de comunicación, etc. utilizando su enorme poder de presión con dinero y violencia para difundir temor entre la mayoría de los habitantes del territorio.
Uno de los casos más recordados de vacas sagradas de nuestro país, fue el de Pablo Escobar que sometió a los gobiernos y direccionó al país y su justicia en su favor, diseñando hasta cómo debía ser su sitio de reclusión para purgar una pena que ningún juez se atrevía a sentenciar, muy a pesar del gigantesco prontuario de delitos cometidos.
Por al mismo tiempo de lo sucedido en Mashad (la historia real de la ARAÑA SAGRADA, ocurrió en el año 2001), en Colombia surgió otra gran VACA SAGRADA: señalada como un ciudadano ejemplar, trabajador, bueno y amoroso padre de familia; que prometía limpiar las calles y los campos del pecado, exterminar las guerrillas y encaminar a la patria por el sendero de prosperidad.
Los aparentes resultados de su «seguridad democrática» empezaron a ser cuestionados por organismos de defensores de derechos humanos, un sector minoritario de la prensa que se estremecieron con la aparición de muchos cuerpos reventados a tiros de lo que se presumía haber ocurrido en feroces enfrentamientos, el lamento de algunas madres -a las que se sumaban otras madres cada día-, reclamando por la vida de sus desaparecidos hijos o por aquellos que habían muerto en circunstancias no aclaradas por las autoridades, lo que se convirtió en un malestar general sin que existieran respuestas creíbles sobre lo ocurrido.
De igual manera empezó a cuestionarse las relaciones de amigos cercanos, familiares y subalternos de la vaca sagrada, en negocios turbios de corrupción, paramilitarismo y narcotráfico. Incluso se cuestionó el enriquecimiento escandaloso de sus vástagos. Aunque un amigo mío sostiene que es muy fácil haber hecho millonarios a sus hijos, porque solo bastaba que la vaca sagrada convocara a una rueda de negocios, para que aparecieran las manos generosas dispuestas a invertir en todo lo que fuera, como un gesto de «gratitud con el patrón por los favores recibidos y por los que esperaban recibir». Tal y como se dio en Mashad, con la familia de la ARAÑA SAGRADA, cuando espontáneamente las personas adineradas y comerciantes exitosos le entregaban ofrendas como premio al sacrificio de Saeed Hanaei en su solitaria lucha contra la «maldad y la perversión en la ciudad».
La vaca sagrada no produce leche, sino una especie de seda de araña muy resistente y pegajosa con la que ha tejido y envuelto por años una entreverada red que ha cooptado muchas de las instituciones públicas en complicidad con sectores privados y empresariales, las cuales se oponen a soltar y anhelan poder seguir controlando.
El juicio de la vaca sagrada de Colombia –que se produce por el abuso de la soberbia de dicho personaje al tratar de incriminar a un senador honorable con delitos que la Justicia logró establecer que, quién sí había delinquido era el acusador y no el acusado, y como efecto bumerang a su actuar doloso, le inició el proceso en su contra-, se viene adelantando desde hace tres años en el que se han empleado todo tipo argucias dilatorias y distractoras hasta el día de hoy, sosteniendo por parte de sus abogados, entre otras cosas, que dicho juicio está viciado de retaliación política.
A pesar de todas las denuncias y pruebas que vinculan a la vaca sagrada de nuestro país con múltiples hechos criminales, se le está juzgando por lo que menos condena le puede generar, como sucedió con el gánster norteamericano AL CAPONE, que después de muchos intentos por tantas atrocidades de las que se le señalaba, escasamente resultó condenado por evasión de impuestos.
El final de todo el proceso en contra de la vaca sagrada de Colombia, puede tener un desenlace que guarda mucha relación con lo ocurrido en los Estados Unidos con el famoso jugador de Fútbol Americano O. J. Simpson, quien después de un largo juicio por doble homicidio, y para el cual se emplearon todo tipo de interferencias como expresiones de que dicho proceso revestía un carácter de ataque racista –como mecanismo de presión fueron convocadas grandes manifestaciones de rechazo a las acusaciones- y a pesar del sólido acerbo probatorio en contra del deportista, fue declarado «no culpable» y dejado en libertad.
La VACA SAGRADA de Colombia no será condenada, ni por estos delitos menores, ni por ninguno, pues en su favor juega el tiempo y algo muy perverso que ha hecho carrera en nuestro país: EL VENCIMIENTO DE TÉRMINOS.
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Los que trabajan conmigo no le temen a nada. Los que trabajan para mí se mantienen fieles, no tanto por su paga como porque saben lo que se podría hacer con ellos si rompieran la fe.
AL CAPONE.
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Usted puede conseguir más con una palabra amable y una pistola que lo que se puede con solo una palabra amable.
AL CAPONE.
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AÑADIDURA UNO. La gran cantidad de militares y paramilitares que vienen declarando ante la JEP (Justicia Especial para la Paz), poco a poco han ayudado a desenmarañar todo el horror que todavía no termina.
AÑADIDURA DOS. Y mientras tanto, las madres de más de 6402 víctimas inocentes, siguen clamando justicia.