Quiero referirme a los candidatos a las alcaldías del área metropolitana Pereira-Dosquebradas-La Virginia.
Estas tres ciudades, con Santa Rosa de Cabal, concentran el grueso de la población del departamento de Risaralda que está en la frontera del millón de habitantes, y cuya conurbación e interdependencia comercial, laboral y de otros órdenes, es cada vez más relevante en lo económico, lo social y lo político.
Por estos días y durante los nueve meses siguientes, los periodistas estamos poniendo las candidaturas en el radar público, porque como tantas veces lo hemos señalado, es la política y son los políticos el centro de las decisiones de la administración pública, de la destinación de los recursos del erario, de las obras de infraestructura, de la satisfacción o insatisfacción de las necesidades y expectativas de las comunidades más desprotegidas y también de las acciones censurables y favorecimientos indebidos.
No hay nada que sea ajeno a la política ni a los políticos. De allí la trascendencia del debate electoral desde los medios de comunicación tradicionales o digitales.
En el caso de Pereira y Dosquebradas, hay aspirantes al por mayor. Eso está bien para efectos de la depuración aún con el riesgo anti democrático -como se viene rumoreando- de candidatos en cuerpo ajeno. Pero así ha sido y sigue siendo el juego político. No hay nada nuevo en ello. Corresponde al ciudadano ser el árbitro del juego.
Buscamos de esa manera, en mi caso como en el de otros colegas periodistas, desde el periodismo informativo y de opinión, darles a los ciudadanos la oportunidad de escuchar los planteamientos de los aspirantes, sus ideas, sus propuestas, sus críticas y los sueños que se proponen materializar para sus respectivos territorios.
Inicié con el vocero Petrista de Colombia Humana, Carlos Alfonso Victoria Mena, un profesor universitario que fue coordinador de la campaña presidencial en Risaralda y ya arrancó su periplo como aspirante a la alcaldía de Pereira. Sigo hoy lunes con el candidato del Partido Verde Raúl Murillo.
La entrevista con Victoria Mena me da pie para destacar un mensaje que recibí de una persona que vio la publicación y procedió a descalificar al aspirante por el mero hecho de ser petrista y un candidato de izquierda.
Es la ocasión para señalar que nosotros los periodistas tenemos el deber de escuchar las opiniones políticas de todas las vertientes, sin sesgos personales ni profesionales, pues los políticos son personajes públicos que se exponen al examen y al escrutinio público; a la vez, los periodistas cumplimos el objetivo misional de poner a disposición de la comunidad los medios de comunicación y nuestra experiencia para permitir al ciudadano pensar, evaluar y decidir mediante un voto informado.
Lo que está en juego finalmente, es el manejo de los destinos de la ciudad y de este pedazo de cielo que Dios nos dio. Y en ese juego, no hay una mano diferente que la del ciudadano para elegir a la persona correcta que administre correctamente el territorio que a todos nos pertenece.
Y lo peor sería la desesperanza y la indiferencia, pues como bien lo anotó Luther King: “Peor que la maldad de la gente mala, es la indiferencia de la gente buena”.
Buenos días, creo que la oposición siempre existirá. Ahora los opositores son los que decían que las izquierdas son oposición.