Por JESÚS SALDARRIAGA GAVIRIA
El año 2020 fue complejo en términos económicos y sanitarios para el mundo y Colombia no es la excepción. Colombia es un país con una de las mayores afectaciones económicas y en víctimas por contagio y muertes por Covid 19. Sin embargo, a pesar de esos impactos negativos, lamentables, hay algunos sectores económicos que se beneficiaron con la coyuntura de la pandemia y ahí se pueden contar los alimentos, servicios logísticos (transporte, almacenamiento, servicios conexos, etc.), café, tecnologías de información y comunicaciones, servicios de salud, comercio electrónico, entre otros.
Dichos sectores que se beneficiaron en Colombia no alcanzaron a compensar a los sectores altamente afectados como el comercio, turismo, diversión (ocio), exportaciones minero-energéticas, etc. Esto debido a la estructura económica que tiene el país, pues se soporta en productos básicos, muchos sin valor agregado. Al profundizar un poco en los sectores productivos que más agregan valor al PIB de Colombia (mil billones de pesos en 2019), el comercio, restaurantes y hoteles”, es el primero, y le sigue el de “sector público y defensa”, donde se ubican los subsectores de educación pública y privada y salud pública y privada. En términos de comercio exterior, las exportaciones se soportan en un porcentaje cercano al 60% en petróleo, carbón y níquel.
De acuerdo con lo anterior, la economía colombiana sufrió un retroceso grande en el crecimiento económico, lo cual deja un gran reto para los actores del desarrollo (públicos y privados). Trabajar en la reactivación económica desde ahora y hasta donde sea necesario. Varios analistas han argumentado que será necesario trabajar arduamente durante cinco años para volver a llevar la economía hasta el nivel donde quedó en 2019. Esto si se trabaja juiciosamente desde los diferentes sectores productivos y contando que el gobernó central y los gobiernos regionales ayuden facilitando la remoción de las fallas de gobierno y controlando las de mercado.
Nos preocupa que el gobierno nacional parece darle más importancia a la coyuntura política rumbo a las elecciones de 2022, pues muchas decisiones estratégicas necesarias para la reactivación, se les ve un alto componente de campaña política. Las comunicaciones con el proceso de vacunación contra el Covid 19, el cambio de funcionarios en cargos estratégico y el desarrollo de los proyectos de infraestructura y transporte.
El desarrollo logístico, transporte e infraestructura, que de acuerdo con la estructura económica del país y al nivel de desarrollo de la mayoría de las regiones, debería ser la estrategia principal de la reactivación económica. El factor multiplicador que tiene dichos proyectos en el encadenamiento de la demanda agregada es importante. Pero los proyectos de este sector también son los más apetecidos por la corrupción y el clientelismo y mucho más en un año electoral.
Una primera pregunta para el Ministerio de Transporte es sobre el Corredor Logístico del Eje Cafetero que el año pasado se lanzó con bombos y platillos en el marco de la firma de la Alianza Logística del Eje Cafetero (ALREC). El Ministerio contrató a Diana Osorio como la Gerente de dicho Corredor y dicha funcionaria realizó una gran labor en pocos meses, por encima de otros corredores donde hay gerentes nombrados desde muchos años antes.
En lo que va corrido del año 2021, los firmantes de ALREC en el Eje Cafetero, hemos extrañado el silencio de la Gerente del Corredor, pues quedaron muchos procesos rodando que requieren darles continuidad para mantener la dinámica de dicha estrategia. La noticia recibida esta semana es que no va más en dicho cargo, y la explicación es lamentable: Le pidieron un respaldo político, y al no tenerlo, no le renovaron el contrato. Por fortuna de nuestra región cafetera, tenemos la RAP Eje Cafetero, y el gerente Luis Guillermo, se comprometió en darle continuidad a ALREC y será la entidad líder de dicha estrategia.
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