La palabra cristal procede de la palabra griega que significa hielo, pero, aunque algunos cristales como el cuarzo se parecen al hielo, hay otros como la venturina y la madera petrificada que tienen una apariencia más terrestre.
Durante siglos los cristales han visto adjudicarse poderes místicos y curadores y eran usados por los antiguos astrólogos, adivinos y sacerdotes, y desde hace mucho tiempo, han sido admirados por su belleza y poder.
Los monjes budistas tallaban esferas de cristal de cuarzo que afirmaban que eran la «gema de la iluminación» y la contemplación de la transparencia del cristal inició la tradición de mirar a través de la bola de cristal.
Cristales y gemas se usan en cristaloterapia y gemoterapia para traer la curación mental, espiritual y física, y es así, que un cristal se define como un mineral que posee una estructura atómica con caras planas lisas dispuestas en un esquema geométrico.
Si la persona se sintoniza con la perfección del cristal esto significa que puede acercarse a la perfección del ser, de allí que los cristales se usen para curar a la gente, animales, edificios y el planeta.
Como muchas otras terapias los cristales actúan a nivel energético, y es por ello que la energía es la chispa que lo trae todo a la vida y la fuerza que cambia y renueva cada célula de los seres vivos.
Los terapeutas creen que nuestros cuerpos albergan canales de energía llamados meridianos y que cada uno de nosotros está rodeado por un campo de energía conocido como aura, la cual puede vaciarse o desequilibrarse a causa de influencias externas o internas, desde pensar negativamente hasta comer alimentos equivocados o absorber radiación de las pantallas de los computadores.
Se cree que cristales y gemas ejercen energías curadoras positivas, para reequilibrar nuestros cuerpos cuando se igualan a la energía del aura humana.
Los cristaloterapeutas dicen que todas las cosas poseen una consciencia , incluso las rocas, y que la consciencia inherente en los cristales puede ayudarnos a sintonizarnos con nuestro ser más elevado, nuestra alma o espíritu.
Los cristales pueden generar, almacenar y ceder energía electromagnética, incluso, cada cristal tiene su propia energía particular, cuyo nivel puede tener efectos curadores específicos sobre mente, cuerpo y espíritu. Se sabe por ejemplo que el cuarzo genera pequeñas cantidades de electricidad llamada piezoelectricidad, que se utiliza en la industria para alimentar ordenadores, entre otros objetos.
Los terapeutas utilizan los cristales para estimular la curación de la persona como un todo, no para tratar enfermedades específicas, pero ciertas cualidades eléctricas del cuarzo lo ayudarán a pensar más claramente y a acelerar la curación; el ámbar posee una energía relajante, que puede ayudar a eliminar la depresión; y la adularía puede ayudar a mantener el equilibrio emocional y hormonal.
Las gemas como la esmeralda, el granate y el jade vibran también con energía y son usadas como los demás cristales, pero también se usan para crear esencias de gemas y estas actúan de modo muy similar a las esencias florales de Bach.
No todas las gemas son adecuadas para esencias, puesto que algunas, como la turquesa y la malaquita contienen cobre y es venenoso beberlas.