Un tercer mes ha culminado, y un segundo trimestre se ha iniciado.
Con cuánta rapidez el metraje del tiempo se va desarrollando, y todas las expectativas y perspectivas se van mostrando para planificar las distintas actividades, programas, y celebraciones, que han de destacarse para que nuestra terrenal cronología tenga el valor no solo del oro, sino de algo más costoso y deseable que este: poder, belleza, fama, distinción.
Y a todo esto, tenemos unos pareceres que son parte de un sentimiento, el cual siendo puesto en subasta imaginaria, tendría un valor insospechado: el principio cívico ser de ciudadanos de a pie.
Es por ello que, al escribir sobre algo tan intangible pero necesario y preciso, que puede ser encajado no en algo sino en alguien como es la mujer, de la que acabamos de celebrar su día, siendo en realidad una conmemoración, consideramos que LA CIVICA Y LA MUJER, tienen un estrecho vínculo, porque ambas son de género femenino, tienen la calidad de ser sensibles y abarcan todos los pormenores de la convivencia humana, porque están llamadas a ser delicadamente solidarias, a trabajar en pro del bienestar mutuo, a progresar en la enseñanza de valores únicos e irrepetibles como los que ambas deben poseer, como cualidades innatas que han buscado ser desconocidas por el género humano, no importando cuanto significa la perdida de ellas, porque la oleada de actitud intransigente que se ha ido levantando, devora a cualquier costo, tanto a la mujer que es la dama en acción, como la cívica es la aplicación, en ser parte de la solución a la problemática que presentan las ciudades, las poblaciones, los caseríos, y los asentamientos.
Buscando ciertamente aires sanos, y amables, podríamos entender que nuestras almas como mujeres, harían que la contraparte masculina, se sensibilizara con el contenido de ser practicantes del civismo, para lograr que tuviésemos ese ambiente deseable de poseer paz, progreso, y más que riquezas materiales, (que hay en cantidades) el saber administrarlas con decoro, respeto, sensatez y humildad.
¿Difícil y compleja circunstancia, para ser tenida en cuenta en la actual agenda de todos cuantos se interesen en esta exposición escrita?
Solo podría expresar con total convicción de que si las mujeres nos atreviésemos a poner a cuestionamiento cómo los principios y valores cívicos son principios espirituales que conducen a que las almas humanas tuviesen un toque real de alarma y cuidado casi maternal, como lo que hoy desafortunadamente se ha ido perdiendo, sin percatarnos que el toque femenino y el cívico, le darían el auge a la instrucción cívica, que invocamos como parte del cumplimiento de la Carta Magna, que hoy tenemos como la mentora principal de los destinos en nuestra vilipendiada nación. Se hace poco caso a estas voces, porque la actualidad quiere ser la mandacallar en todos nuestros actos, porque el CIVISMO ha perdido su puesto en la ciudadanía de a pie, que somos todos los colombianos.
La visión honrada y sincera que estamos dibujando con palabras, es la imagen de las mujeres que más que ser figuras de portadas de toda índole, son aquellas que son anónimas en sus casas, en sus trabajos, en sus estudios, en las oficinas, en las calles, en sus quehaceres diarios donde practican el mas hermoso de los oficios: el amor como principio y como sentimiento, que enriquece el valor de MI CUENTO ES EL CIVISMO. Y TODO ELLO, PORQUE SOY MUJER Y LA CIVICA LA LLEVO EN LA SANGRE.
Qué agradable es leerla. Tiene una gran sensibilidad para el análisis y la extracción. Gracias por sus letras
Excelente artículo. Felicitaciones doña amparo