“No se debe juzgar a las personas por el color de su piel, sino por su carácter” Martin Luther King.
“Mientras más obedecíamos, peor nos trataban” Rosa Parks.
Hace poco se conmemoró el día de la afrocolombianidad; aprovecho esta fecha para compartir la historia de una afrenta contra una comunidad afrodescendiente, no en Colombia sino en USA, que desató una matanza contra una próspera comunidad afro y, que prácticamente estuvo oculta durante un siglo. Una de las páginas más terribles de las persecuciones racistas en Estados Unidos.
En un documental en tv., pude conocer de esta historia invisibilizada tanto por la comunidad negra como por la blanca, los primeros, víctimas de la tragedia y los segundos, sus causantes que incendiaron edificios, casas, iglesias y que incluso los bombardearon con aviones. Esta matanza racial estuvo oculta hasta 2019, cuando salió a la luz pública.
“La chispa fue la confusa denuncia de una muchacha blanca de 17 años, Sarah Page, quien acusó a un joven negro de 18, Dick Rowland, de haber intentado agredirla sexualmente cuando entró al ascensor que ella operaba en un edificio del centro de Tulsa. Luego Page se desdijo de su versión, pero ya un mecanismo trágico se había puesto en marcha en la ciudad. Mientras Rowland estaba detenido, un grupo de hombres blancos empezó a rodear la cárcel del condado exigiendo que se lo entregaran para lincharlo. Al mismo tiempo decenas de hombres negros armados acudieron al lugar para defender al acusado. En medio de los forcejeos alguien disparó y “se desató el infierno”, según explicó en aquel momento a un diario local el alguacil de la ciudad.
A las afueras de la prisión quedaron 10 blancos y 2 negros muertos. Los ánimos se desbordaron y grupos armados (algunos autorizados por el sheriff) se dirigieron a Greenwood a vengar esas muertes.
Lo que siguió fueron horas de tiroteos indiscriminados, saqueos e incendios, durante las que las autoridades locales no ejercieron ningún control. Incluso se reportó que un avión privado lanzó bombas de querosene sobre las casas de Greenwood, en lo que algunos identifican como el primer bombardeo de la historia contra una ciudad estadounidense.
Para el amanecer del primero de junio, como contó mamá Fletcher (Foto 1) al Congreso, “perdimos todo (…) nuestras casas. Nuestras iglesias. Nuestros periódicos. Nuestros teatros. Nuestras vidas” (univision.com/noticias 30 mayo 2021, Como una falsa acusación desató la peor matanza de negros en EE. UU: 100 años de un infierno y matanza en Tulsa).

“Hace 100 años se produjo la primera explosión de violencia interracial vivida en Estados Unidos, cuando una turba de hombres blancos arrasó con una próspera comunidad negra, la quemaron hasta sus cimientos, mataron a más de 300 de sus miembros y dejaron a miles sin hogares ni negocios.
Lo que pasó a la historia originalmente como los” disturbios” de Tulsa fue una verdadera masacre que, en un lapso de pocas horas entre la noche del 31 de mayo y la madrugada del 1 de junio de 1921, dejó en cenizas lo que entonces era una pujante comunidad de color de esa ciudad de Oklahoma. Todo ante la inacción (y en gran medida complicidad) de las autoridades locales.
Para el amanecer del 1 de junio, gran parte de las 40 cuadras que conformaban el llamado” Wall Street Negro” eran solo restos humeantes, con sus calles salpicadas de cadáveres de personas negras y grupos de residentes tratando de recuperar alguna pertenencia para escapar del súbito infierno que alteró sus vidas para siempre. (Foto 2).

“Nunca olvidaré la violencia de la turba blanca cuando escapamos de nuestra casa”, dijo ante una audiencia en el Congreso en días pasados Viola Fletcher, una mujer de 107 años, que es una de los tres sobrevivientes de la masacre que aún viven. Los otros son: su hermano Hugues Van Ellis, de 101 años, y Lessie Beningfield Randle, de 106.
“Todavía veo hombres negros siendo tiroteados, y cuerpos negros yaciendo en las calles. Todavía huelo el humo y veo el fuego. Todavía veo los negocios negros siendo quemados. Todavía escucho aviones sobrevolando. Escucho los gritos. Revivo la masacre cada día”, contó a los congresistas Mamá Fletcher, como se le conoce en la comunidad.
“Nuestro país puede olvidar su historia. Yo no lo haré (…) Nuestros descendientes no lo harán”, dijo Fletcher en una referencia a la manera como ese trágico episodio de la historia estadounidense ha estado oculto para muchos, incluyendo el hecho de que nadie nunca fue procesado por la muerte y destrucción de propiedades.
El vecindario de Greenwood fue nombrado como el” Wall Street Negro” hacia principios del siglo XX por el educador y autor afroestadounidense Booker T. Washington, para describir el empuje económico que vivían esa y otras zonas de mayoría negra, que demostraban “el derecho del negro, no meramente como individuo, sino como raza, para tener un lugar valioso y permanente en la civilización que el pueblo estadounidense haya creado”
Había pasado medio siglo del fin de la guerra civil y la liberación de los esclavos, pero en buena parte del país las leyes de segregación restringían el avance social y económico de los negros. Eso hacía de la prosperidad de Greenwood un fenómeno más notable y esperanzador.
Más allá de su origen racial o nacional, era natural que los emprendedores progresaran en un estado como Oklahoma, que por las primeras décadas del siglo estaba experimentando la bonanza económica de la explotación del petróleo.
Pero esa prosperidad generaba resquemores en otros sectores de la sociedad de Tulsa, que no comprendían cómo personas que hasta hacia pocos años antes eran mayormente esclavos podían estar económicamente por encima de familias blancas. Una mezcla de racismo, envidia y frustración encendieron los ánimos” (univision.com/noticias 30 mayo 2021, Como una falsa acusación desató la peor matanza de negros en EE. UU: 100 años de un infierno y matanza en Tulsa).
“La masacre racial surge de un doble contexto. Por una parte, el racismo furibundo, simbolizado en la “presencia del Ku Klux Klan en casi todos los aspectos de nuestra sociedad”, como señaló Michelle Brown, directora de programas del Centro Cultural de Greenwood, que ha recopilado y conservado recuerdos, fotografías y objetos de interés de Tulsa de 1921. Se estima que en esa ciudad del estado de Oklahoma había entonces más de 3.000 blancos en el KKK. Un racismo que ya se había manifestado con brutalidad dos años antes, cuando muchos soldados negros fueron linchados con sus uniformes puestos al regresar de la Primera Guerra Mundial, en el conocido como “verano rojo” de 1919 por los linchamientos y otros crímenes contra la población afroestadounidense cometidos en una treintena de ciudades.
Ben Keppel, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Oklahoma, coincide con Brown en añadir a ese contexto racista” un elemento de envidia”. En medio de la segregación dominante, Greenwood era exitosa excepción, un barrio negro próspero y autosuficiente, con comercios y empleos que no dependían de los blancos. Por eso lo llamaban Black Wall Street, con más de 300 negocios, dos teatros, cines y restaurantes, así como una amplia galería de empresarios, médicos, farmacéuticos e incluso millonarios de raza negra” (www.es.amnesty.org/ ´Masacre racial de Tulsa´ (Oklahoma), 1921: Más de un siglo de sombras. 31 de mayo de 2024).
“Y después, silencio. Siete décadas de silencio. El propio profesor de historia Ben Keppel no había oído de la masacre racial en Tulsa hasta que llegó a la Universidad de Oklahoma y un alumno lo mencionó en clase en 1994. Ni en la escuela, ni en el Instituto, ni en sus estudios universitarios.
“Tanto los negros como los blancos escondieron lo sucedido bajo la alfombra; tenían que salir adelante, -apunta Michelle Brown-. Hablar de ello era revivirlo. Y era demasiado doloroso. Hubo madres que no volvieron a saber de sus hijos, esposas que perdieron sus maridos, niños que se quedaron sin padres… Nunca supieron nada de ellos”.
A este silencio íntimo ´de supervivencia´ se añadió otro forzoso, impuesto bajo intimidación a la comunidad afroestadounidense por una comunidad blanca que deseaba pasar página sin asumir responsabilidad alguna. Durante años y años, el mayor interés de las instituciones fue tapar lo sucedido, borrar cualquier huella y callar a los supervivientes. Solo en 2019 las autoridades de Tulsa pusieron en marcha un proyecto para localizar las fosas mediante un radar de penetración subterránea y poder identificar a las víctimas. Todavía varias décadas después, algunos periodistas recibieron amenazas al empezar a investigar las circunstancias que rodearon aquella masacre racial.
A día de hoy, la situación ha mejorado y, aunque gran parte de la población estadounidense sigue sin conocer muchos detalles, la masacre racial de Tulsa ya figura en el currículo escolar.
Un esfuerzo fundamental para desvelar esa ´verdad tardía´ lo dio la comisión oficial de investigación aprobada en 1997 (76 años después de la masacre), que tras un exhaustivo trabajo presentó resultados en 2001. En una de sus conclusiones más relevantes, señaló a las autoridades de haber conspirado para destruir Greenwood, lo que se tradujo en una recomendación de compensar a las víctimas y sus descendientes” (www.es.amnesty.org/ ´Masacre racial de Tulsa´ (Oklahoma), 1921: Más de un siglo de sombras. 31 de mayo de 2024).
La justicia ha sido esquiva en este caso, cuando la comunidad negra intento reclamar, lo sucedido fue calificado como disturbios raciales, definición que garantizaba la prescripción de los delitos cometidos por los blancos y eximia a las compañías de seguros de pagar los daños a los propietarios de viviendas o negocios destruidos. “Los residentes negros de Tulsa nunca fueron compensados: Nunca recibieron justicia”. “Numerosas placas -Una frente a cada antiguo negocio del “Wall Street” negro- dejan ver una leyenda común que les da la razón: “Destruido en 1921. No reabierto”. (www.es.amnesty.org/ ´Masacre racial de Tulsa´ (Oklahoma), 1921: Más de un siglo de sombras. 31 de mayo de 2024).
Con tristeza podemos comprobar que no solo en Colombia, ni solo en tiempos recientes, se han hecho matanzas, que han querido ocultar las autoridades implicadas en ellas.
Danilo Salazar Ríos.



Apreciado Helmer: gracias por su gentil comentario; si no podemos impedir o atajar la barbarie, nos queda la posibilidad de denunciar esos » horrores inenarrables» de que UD habla; tiene UD toda la razón deberíamos avergonzarnos de proceder así y decir que somos seres humanos..Gracias por su claridad acerca de estas vergonzosas actuaciones que nos acercan más a las fieras que a los seres humanos ..Mil saludos y bendiciones
Estimado Danilo: Esta como muchas masacres a nivel orbital ad infinitud,demuestra lo mezquino, y miserable de la especie humana,spernere et sperni es lo que queda,la indiferencia, debilidad,o complacencia de muchas capas de las sociedades frente a horrores inenarrables en toda la geografía mundial,son el caldo de cultivo de hechos que nos deberían avergonzar de reputarnos como seres humanos; solo se rescata estas ignominias mediante voces de denuncia como la suya.En buena hora Danilo.
Hola querido hijo: mil gracias por su comentario y su sugerencia de escribir sobre comunidades indígenas abusadas, aculturizadas y hasta asesinadas por comunidades religiosas. Lo que UD dice es cierto en el nombre de Dios se han cometido terribles crímenes, muchas veces silenciados. Abrazos y bendiciones hijo.
Excelente Danilo, felicitaciones.
Mil gracias apreciado Elmer: hay demasiada violencia e injusticia en el mundo, hay que intentar alzar la voz y denunciarlas.Mil saludos y bendiciones.
Buen día Danilo. Excelente trabajo investigativo.
Terrible el pasado, el presente y ojalá no el futuro con este tipo de actuaciones cargados de odio hacia las etnias. Lo sucedido en Tulsa, lo realizado por los KKK a lo largo de la historia, ni hablar lo de esa joyita de Adolfo Hitler con los Judíos, las matanzas a los indígenas, entre otros muchos casos más, es paupérrimo desde el ser de cualquier persona y el máximo estado de degradación sustentado en la demencia que un conglomerado de seres humanos ( Esos no son humanos, son animales peligrosos que ya acabaron con su vida ) puedan realizar sobre otras personas.
Al ver lo que sucede en la Franja de Gaza como complemento al escrito, en lo personal, es algo de nunca acabar, con una perspectiva pesimista de mí parte ya que a los niños y niñas les enseñan a odiar y es difícil depurar y reparar al joven y futuro adulto con esa carga recibida por los adultos irresponsables que adoctrinan a las futuras generaciones, ocasionando esa ceguera mental, carente de cuestionamiento ante el mensaje recibido. Lo sucedido en Tulsa fue algo terrible y estoy totalmente de acuerdo con esta parte del escrito : » “Nuestro país puede olvidar su historia. Yo no lo haré (…) Nuestros descendientes no lo harán”, dijo Fletcher» porque el dolor, la humillación y la falta de prontitud para difundir este hecho con la magnitud que se debía , es algo que no se puede pasar por alto, porque es cierto que hay cosas que olvidar pero este tipo de situaciones deben mostrar un camino a no seguir, ya sea a las buenas o con el rigor de la ley .
Finalizo mí comentario con otra parte del escrito que fue la que más me gustó y es » Las verdades tardías «. Es triste que esto suceda a lo largo de la historia y en todo el mundo y Colombia no es la excepción y es un ejemplo de ello. No me explico como descubren algo 20, 30 ó 40 años después y no en el momento del hecho, cuando los eventos y la presión están «frescas » . Es algo raro, lo hablo en sarcasmo, ya que el encubrimiento y la falta de garantías para descubrir y defender la verdad descubierta es algo histórico de nunca acabar ya que el mal es unido pero el bien es una rueda suelta. Las instituciones se deben hacer sentir y pedir ayuda internacional en casos investigativos que exigen seguridad y cero compromisos de conveniencia ante los hallazgos.
Estoy con la comunidad Afro frente a este dolor, humillación y ofensa . No hay derecho y lo de Sara Page para mí fue la excusa indicada para hacer lo que hicieron. Es aberrante que estas cosas pasen.
Excelente trabajo investigativo Danilo. Siga escribiendo pero le va tocar más de seguido Danilo porque estos documentos son muy buenos.
Felicidades Danilo.
Mil gracias por su gran comentario querido amigo Isdaen: muy válida su denuncia sobre Gaza, un genocidio a la vista de todo mundo, Por otra parte lo sucedido en Tulsa permaneció en silencia , sobre todo por los intereses de los blancos de tapar sus faltas sin pagar por ellas. El viejo mundo violento que no para y no cambia.Mil saludos y bendiciones.
Cómo siempre, excelente trabajo de investigación, felicitaciones…me gustaría conocer con la profundidad que usted lo expresa, lo relacionado con la aniquilación de las comunidades indígenas americanas…hace unas semanas vi una película basada en el medio oste y mostraron como los curas y las monjas católicas mataban y violaban niñas indígenas porque eran parte del demonio y no querían convertirse al catolicismo..
En especial hablaron de una indígena que al parecer dio la pelea por evitar la evangelización Tihona rain wáter..
Me pareció imposible de creer que se asesinara salvajemente a niñas indígenas en nombre de Dios.
Gracias