Otro Mundo

Hay un mundo que existe al otro lado de éste, uno al que todos podemos ir, que está presto para quien quiera verle. Es un mundo más simple, por lo tanto, diferente; donde a todo lo que aquí le das valor, allá ni siquiera lo tiene. Más que un mundo es una realidad, una verdad fehaciente. Desde que naciste contigo viene, pero lo ocultaste tras distracciones, muy lejos, profundo allá en tu mente. Mientras duermes, en sueños a veces aparece, entre la neblina del recuerdo de lo que ha estado oculto largamente. Allí, sobre las ruinas del olvido, se esconde este mundo, simulando un mundo perdido. Es un lugar maravilloso, lleno de vida y de colores, lleno de luz, bondad y conciencia por montones. Queda al otro lado del juicio y las pretensiones, lejos de la carga absurda de la mente y sus construcciones. No tendrás que perder la cabeza para en él entrar, solo debes tener la disposición para tu memoria refrescar. Necesitarás valor y mucha voluntad ciertamente, para poder regresar a él y recordar de dónde vienes. Cuando aceptas ahondar en este mundo, sólo magia te sobreviene, nubes que corren lento, el tiempo se detiene. La naturaleza y tú son una sola sinfonía, respirando al unísono de una nueva sabiduría. Comprendes que el amor siempre ha estado para ti, lo sientes en las gotas de lluvia que por tu cuerpo se ven escurrir. El agua se siente como el abrazo refrescante de una gota de rocío en el desierto, y el viento viene para quedarse, mientras te sacude el pelo. Las flores te miran y sonríen con coqueteo, mientras el fuego te dice que eres bienvenido a una tierra nueva, como salida de un cuento.

Hay un mundo oculto ante nuestros ojos, que sólo se muestra a quienes usan ciertos lentes; unos lentes especiales que diluyen el ego y la barrera de tu inconsciente; ese mundo está entre nosotros, pero de lo dormidos, no podemos reconocerle. Para cruzar la frontera que divide esa realidad, de la que vemos constantemente, tienes que estar dispuesto a hurgar en tus rincones, sacar el polvo debajo del tapete.  No es una tarea fácil estar dispuesto a aceptar, a ver tus sombras, abrazarlas y poderlas integrar. De todas formas, no solo se trata de reconocer que algo en ti debes cambiar, sino de transmutarlo por tu bien y el de todos aquellos a quienes tus acciones habrán de impactar. Este otro mundo, alberga la era de una nueva humanidad; seres más conscientes de sus raíces y su condición de eternidad. Las lecciones que nos enseñaron desde hace miles de años, sobre el amor y la compasión, dones de la humanidad, cobran todo el sentido al entender que la premisa de la vida se trata de unidad y no de dualidad. Y entonces, cuando estés de regreso, habrás cambiado para siempre, aunque no te haya pasado nada por fuera, lucirás diferente. Ven, te invito a este nuevo mundo, algo te enseñará; una lección que necesitas con urgencia, se te hace tarde para recordar.