Vuelve a ser titular de noticias en los medios de comunicación locales, sin un análisis independiente, la Caja de Compensación Familiar de Risaralda COMFAMILIAR. Se habla de un choque de trenes. El titular de la noticia es nuevo intento de terminación unilateral del contrato de trabajo de su actual Director Ejecutivo, en pasada sesión del Consejo Directivo. Según los mismos medios de prensa, el traicionero propósito no obtuvo los votos suficientes para obtener su aprobación. De manera inmediata la vocera de los consejeros que promovieron la iniciativa, anunció a la opinión pública, que lo que quedó de manifiesto es que no se prorrogará la permanencia de su director más allá de la fecha de vencimiento del contrato suscrito.
A la fecha, son varios los intentos de saboteo que se han hecho para intentar finalizar ese contrato de trabajo, sin éxito alguno. Estas ilegales y tendenciosas actuaciones llevaron a que meses atrás, la Superintendencia del Subsidio Familiar interviniera COMFAMILIAR, suspendiendo temporalmente las funciones del consejo, removiera algunos consejeros de sus funciones, y tramitara una reforma de estatutos. Terminada la intervención, y con ella la suspensión de su consejo directivo, estos representantes de empleadores y trabajadores, han vuelto con más fiereza y decisión. No aceptan que ellos no tengan el poder real de esta institución. Son más de $500.000 millones (quinientos mil millones) de pesos de presupuesto en esta vigencia, una nómina importante de empleados, y contratación de servicios, suministros y obras mediante el régimen privado, o sea, a dedo, como les gusta a todos los que llegan a corporaciones públicas o juntas directivas de entidades privadas que administran rentas públicas.
La situación de la mayoría de las cajas de compensación familiar en el país es desastrosa. A pesar de que los miembros de sus consejos directivos son delegados de patronos y trabajadores, la politiquería y la corrupción está, casi siempre, presente en sus iniciativas y decisiones. Por un lado, los representantes de los empresarios se eligen en la asamblea general de la entidad, no mediante voto directo, sino, donde aparecen muy orondos y posando de transparentes, los mismos de siempre, con centenares de poderes y votando para auto elegirse. Los poderes se obtienen mediante amiguismo y complicidad, y, sobre todo, repartiendo favores con recursos y servicios de las mismas cajas.
Los representantes de trabajadores, que deben ser sindicalizados, son elegidos por el ministerio del Trabajo. Los actuales titulares de esta delegación fueron elegidos por el entonces ministro Ángel Custodio Cabrera, finalizando el gobierno de Iván Duque. Fiel a su pasado politiquero, nombró en estos cargos a personas no sindicalizadas, servidores públicos o empresarios disfrazados de trabajadores, con vínculos al Partido de La U. Los que deberían estar haciendo una labor de control, vigilancia y aprobando proyectos que beneficien a la clase trabajadora, están haciendo cálculos para poner a COMFAMILIAR, al servicio de la politiquería local. Todos contra esta institución. Se vienen las elecciones, y éstas requieren de maquinaria, recursos, puestos y contratos. Y en especial en Risaralda, con candidatos al Congreso con ligazones de sangre a los actuales gobernantes.
Para dorar la píldora ahora, anuncian convocatoria para elegir nuevo director ejecutivo de COMFAMILIAR. No creemos que concurran personas que se crean el cuento que este proceso se formalizará con plenas garantías, y su escogencia será mediante concurso de méritos. Estén seguros que ya tienen al nuevo director “enmochilado”, en proceso de calentamiento, y midiéndose desde ya, el vestido para su posesión. Con director de bolsillo tendrán el camino asegurado para reelegirse, y tramitar una reforma de estatutos que permita regresar al pasado. Poder permanecer eternamente como consejeros, tramitar y participar en los procesos contractuales y sesionar no menos de tres veces por mes para mejorar sus ingresos.
Todo esto ocurre bajo la mirada complaciente de organismos de control, gremios y ciudadanía. Nadie levanta la voz, solo algunos osados que no se han dejado intimidar o silenciar por quienes detentan el poder. Hay que advertir que, a nombre de patronos, ejercen personas que representan a gremios e importantes empresas, lo que demuestra lo complaciente y tolerante que es nuestra sociedad.
Carlos Alfredo, sería bueno denunciar con nombres propios a quienes quieren llevar al desastre y buscan «apoderarse» de la muy querida y reconocida Caja de Compensación Familiar de Risaralda. ¿Quienes son esos facinerosos? es la pregunta que nos venimos haciendo, porque ni sus nombres aparecen en la página web de Comfamiliar. Todo quieren tenerlo muy camuflado.