Por Jaime Bedoya Medina.
Descendiente de Alfonso XIII, el republicano monarca depuesto por el fascista Francisco Franco, sublevado contra la democracia en la Guerra Civil Española, un ensayo de armas para la pavorosa Segunda Guerra Mundial. En la esperanza que continuaría su obra, fue llamado por el dictador hacia el año 75 del siglo XX. Todo el recorrido del rey, daban cuenta de las excelentes relaciones que tenía con el dictador, lo que auguraba la continuidad del largo y represivo régimen. Pero, como la vida nos trae sorpresas, he aquí que el joven rey leyó los signos de los tiempos, como nuestro gran presidente Santos y puso el fiel de la balanza hacia la reconstrucción de los valores democráticos que tuvo su prueba de fuego en febrero del año 81, cuando un criminal vestido de uniforme y armado, el coronel Antonio Tejero, asaltó las cortes españolas y a punta de pistola, doblegó a los diputados.
El rey, a través de las emisoras, convocó al pueblo: A las calles que la democracia agoniza por la acción de un delincuente militar, remarcó. El pueblo se volcó, el subversivo sometido, juzgado y vencido en juicio, fue condenado a treinta años de prisión. ¡Qué gran rey tenemos los españoles!, gritaba la gente y entonces su joven e inexperta figura se agigantó.
Me emocionó tanto ver al monarca, plantado en defensa de la incipiente democracia y esa es la imagen que conservo y deseé ver hasta el final de sus días o de los míos. Desafortunadamente, la debilidad humana lo bajó del pedestal donde lo había colocado la historia y terminará para los españoles y para el mundo entero en el socavón del desprestigio, que también salpicó a su familia.
Por lo que significó para la vida de España, su democracia y su impresionante crecimiento económico después de la muerte de Franco, me quedo con el monarca republicano, no obstante, sus veleidades, primero como cazador de elefantes en África y luego en los escándalos de corrupción.
**Dice la vicepresidenta que fue su desvelado desinterés de servicio a Colombia lo que la llevó a exponerse ante la opinión pública. A otro perro con ese hueso, señora. Usted ha sido cilantro de toda sopa como dicen y se ha servido del país. Siendo benévolos podremos decir que, Martha, lucía.
***El nuevo defensor del pueblo, nada que ver para lo que necesita el país.
Jaime Bedoya Medina.