En el escenario político-económico argentino, las perspectivas de Hayek y Keynes se enfrentan como titanes ideológicos, y en este choque de enfoques, Javier Milei emerge como un ferviente defensor del liberalismo económico, inspirado en las enseñanzas de Hayek, mientras que mira con desconfianza al keynesianismo como un enemigo enmascarado que ha debilitado el crecimiento y la estabilidad.
Desde la trinchera del liberalismo económico, Milei abraza la visión de Hayek sobre el mercado libre como el motor del progreso. Durante décadas, Argentina ha sido testigo de la implementación de políticas basadas en la Teoría General de Keynes, pero en lugar de presenciar una prosperidad floreciente, el panorama económico se ha caracterizado por el derroche, la inflación desbocada y un crecimiento estancado. Para Milei, la principal culpable de estos males económicos ha sido la intervención estatal excesiva, defendida por los keynesianos.
Milei no se limita a criticar desde la teoría, sino que señala casos concretos donde el keynesianismo ha llevado a Argentina por el camino del estancamiento económico. Apunta a un gasto público desmesurado, una carga tributaria asfixiante y procesos inflacionarios que han desgastado el poder adquisitivo de los argentinos. Desde su perspectiva, el keynesianismo ha promovido una cultura de gasto irresponsable, despreciando el ahorro y fomentando un ambiente propicio para la corrupción política.
Sin embargo, Milei no cierra los ojos ante los desafíos económicos que enfrenta su país, sino que reconoce la necesidad de abordar el desempleo y la demanda agregada, entendida como la suma de bienes y servicios que los consumidores, las empresas y el Estado están dispuestos a comprar a un determinado nivel de precios, pero aboga por soluciones que no impliquen una intervención estatal masiva. Aquí es donde la síntesis entre Hayek y Keynes puede ofrecer un camino intermedio.
Por un lado, la visión de Hayek sobre el mercado libre y competitivo como motor del progreso sigue siendo fundamental. Milei reconoce la importancia de permitir que el mercado funcione de manera eficiente, asignando recursos de manera óptima a través de la competencia y los mecanismos de precios, lo cual, implica reducir las barreras regulatorias y promover un ambiente empresarial dinámico que fomente la inversión y la innovación. Por otro lado, Milei también reconoce la necesidad de abordar la demanda agregada y el desempleo, especialmente en momentos de crisis económica, porque a mayor demanda agregada, mayor producción y, por ende, mayor empleo.
Si bien Milei apoya soluciones que no impliquen una intervención estatal masiva, reconoce que el gobierno puede desempeñar un papel activo y estratégico, en donde se promueva un ambiente empresarial dinámico al tiempo que se abordan las preocupaciones sociales y económicas de la nación.
Natalia López Arboleda. Politóloga UAM. Especialista en Contratación Pública UM. Correctora de Estilo APA