Ganar o perder

Por YOLANDA FRANCO. Entrenadora de Vida

En Alianza con Comunidad Global

Nos enseñaron desde niños a competir con el otro, nos impulsaron a ganar, a ser los mejores, a ser los primeros, y es interesante, sin embargo, esa inspiración creo que se quedó corta o tal vez fue mal interpretada por nuestra cultura y cada uno de sus actores educativos.

Creo hoy desde mi corazón que se trata de ser mejor cada día, pero mejor que uno mismo, se trata de competir diariamente con el ser que vive dentro de nosotros mismos, se trata de vencernos en nuestra intimidad, de dar la milla extra por superarnos, se trata de crecer todos los días un 1 por ciento más, a esto le llaman el  mejoramiento continuo que en el japón es llamado KAYSEN.

Ahora regresemos a la primera apreciación, ¿Qué nos ha traído tanta competencia? primero mucha frustración y la siembra en nuestro corazón del concepto de ser perdedores, lo que trae muchas emociones negativas que sólo nos llevan como sociedad a señalar y ser señalados, a juzgar y ser juzgados, a culpar y ser culpados,  a criticar y ser criticados, entonces ¿qué sociedad hemos construido? ¿Por qué sucede todo lo qué nos sucede como comunidad?. La verdad es que con esta manera de percibir la vida del ser humano, sólo hemos creado una sociedad dolida, que busca en el otro el responsable de todos sus males, olvidando que el único responsable de la propia vida es uno mismo.

Recuerdo siempre cuando menciono “Uno mismo” la salsa de Tony Vega, titulada así, y que nos pone en contacto de la manera más sabia y poderosa con esa gran verdad, uno mismo es el responsable de la felicidad que uno mismo comienza.

Si regresáramos a nuestro interior y nos hiciéramos cargo de nuestra existencia serían otros los resultados, estaríamos en continuo aprendizaje, seríamos ganadores todo el tiempo, cada situación que viviéramos siempre sería a nuestro favor, una lección o una bendición ¿te imaginas el nuevo mundo que construiríamos? Sólo piénsalo, visualízalo por unos minutos, madres y padres de familia guiando  a sus hijos hacia el interior de ellos mismos, parejas ayudándose mutuamente a encontrar la esencia del otro, su propósito de vida, todos creciendo, todos en un estado de agradecimiento infinito por lo que se recibió y se dejó de recibir, por lo que se aprendió y por lo que falta aprender, por lo  que llegó y por lo que se fue.

Este tipo de actitud sembrada en cada ser humano de nuestra comunidad nos traería una sociedad en paz, una sociedad feliz, una sociedad amorosa. Es una utopía, si lo es, sin embargo tu y yo podemos tomar la decisión de avanzar en esa dirección. ¿Qué se puede perder si ya se ha perdido tanto? en cambio tendríamos la  posibilidad de ganar la vida y avanzar con esperanza e ilusión hacia un mañana mejor  y lo mejor de todo, con nuestro ejemplo inspiraríamos a los nuestros a caminar con una hermosa sonrisa pintada en el rostro.

TE ABRAZO Y TE BENDIGO.