* La gracia de conversar en espíritu de armonía y placidez para expresar lo mejor de cada otro con admiración.
* Vivir para escribir en clave de humanidad y diversidad universal sin enemistad, un oasis en medio de la pugnacidad feral.
La humanidad corre en estampida cada vez más vertiginosa, insaciable, voraz, imparable en la angustia de más y más hasta alcanzar menos y perder su tiempo en el engaño de tantos pastorcillos mentirosos miserables, sin saber ni vivir conciencia de lo mejor posible en la oportunidad única de existir y visitar con placidez y armonía el mejor lugar para estar y disfrutar, el ser del sapiens único que habita en sí mismo irrepetible. Distracción y pérdida total de la atención de la vida propia en los afanes de vivir otras ajenas en metaversos. «Retirarte al mejor territorio posible de habitar, que eres tú mismo», diría el emperador filósofo.
Interpelados, advertidos estamos de la solución generosa que es el amor por las letras, la lectura, no para ser ni saber más que nadie, sí para encontrarse en autodeterminación con la capacidad de sintonizar lo mejor aportado por mentes que vivieron el mejor poder humano, la imaginación, creatividad y capacidad para relatar, contar historias de tiempos, vidas, mundos y universos que enseñan el infinito posible en vida propia.
Una mujer de aparente fragilidad, de una provincia española, proveniente de familia e infancia sencilla, austera, filóloga por vocación emulación del quehacer de su padre que la llevó al universo de los libros y a quien cuidó hasta el final, dedicada al cuidado de su hijo que nació sin capacidad de respirar con autonomía, razón por la cual pensó desistir de su sueño de escribir, ella desde los obstáculos que vivió entonces, tiene embelesados en éste tiempo a los amantes de libros, literatura y plumas prodigio, en el mundo de los hablantes de español y otros idiomas, pero la fascinación es superlativa en Iberoamerica que festeja con gratitud a Irene Vallejo Moreu y su creación escrita en clave de ensayo «El Infinito en un Junco».
Impresiona desde su sencillez, humildad y sobriedad la capacidad de relato y sapiencia de respuesta a cuanta pregunta hay en todas las conversaciones y entrevistas que asedian su tiempo. Más admiración despierta su alegría por encontrarse con los más vulnerables para motivar conexiones con la lectura y libros en el papel o donde fuere posible, como salida hacia nuevas posibilidades de realizar sueños de libertad, sentido y significado de vivir sin daño.
La solvencia y generosidad de las reflexiones que aporta desde el universo de los libros, el suyo, es siembra poderosa de esperanza en el Chocó o en la cárcel de Bogotá o en los espacios donde habita la mayor vulnerabilidad, allí donde refleja e irradia su mayor alegría y testimonio de cómo es posible a pulso llegar hasta el mejor sueño propio.
La Feria del Libro en Bogotá tuvo todos sus reflectores y la atención focal de los auditorios, el público más vinculado con el ecosistema de los libros, todos con Irene Vallejo y su relato memorable sobre la historia de los libros desde los cinco milenios atrás en que los egipcios descubrieron el papiro a partir de la fibra del junco para grabar en letras eternas el infinito de la imaginación y la creación literaria para relatar lo mejor de los tiempos vividos.
Muchas lecciones va sembrando por todas partes Irene Vallejo, para alguien una especie de Sherezada que no para de contar miles de historias y saberes sobre el universo inagotable de los libros. Conversar con el poder de la humildad que brinda la autenticidad y la autoridad del mérito con una trayectoria de vida dedicada a su trabajo arte, es el don de la gracia en una mujer que refresca la sequía de creación e ideas afirmativas en medio de la algarabía del escándalo público rutinario de frustración y bloqueo mental, empate negativo repetido en los perifoneos estériles mediáticos.
«Democracia es conversar para lograr acuerdos y avanzar es posible a través de la lectura» una de muchas afirmaciones que aporta la mujer que cautiva al intelecto colombiano éste duro y árido abril 2024.
Gracias Irene por su infinito amor, alegría y generosidad con la expresión y la libertad de las letras. Oasis.
Opinión escrita por Hernando Ayala M Periodista Mail disnnet@gmail.com