Por ALBERTO ZULUAGA TRUJILLO
Es este un servicio mediante el cual el afiliado financia anticipadamente los riesgos por enfermedades, obteniendo una atención integral en salud que incluye consultas, exámenes, especialistas, atención de urgencias, hospitalización y cirugías. La diferencia en la atención entre la prepagada y la EPS está en los servicios domiciliarios, una red hospitalaria amplia y suficiente en las que se da un trato preferencial y una mayor oportunidad de acceso a servicios de diagnóstico y tratamiento a quienes optan por la prepagada. Si bien estos contratos están regulados por normas del derecho privado y existen mecanismos para reclamar el cumplimiento o la resolución de los acuerdos, la acción de tutela procede de manera excepcional cuando estos mecanismos no resulten idóneos o efectivos en la protección de derechos fundamentales, o no fueran oportunos para prevenir un perjuicio irremediable, máxime si se tiene en cuenta que puede verse comprometido el estado de salud del usuario ante la interrupción de tratamientos médicos. Y es aquí donde queríamos llegar. Es inadmisible e inaceptable la rotación del personal médico que no aguanta ni resiste tanto atropello por parte de las entidades prestatarias del servicio, pues al decir de ellos, no solo fijan el valor de los honorarios a pagarles, de manera inconsulta, sino que se toman el tiempo, por demás largo, para cancelarles. Vaya que un usuario se tome unos días de más para pagar la cuota de afiliación para ver qué sucede, en un servicio por demás oneroso, sobre todo cuando cobija a personas de los 50 años en adelante. Decíamos unos párrafos arriba que el estado de salud de un usuario puede verse seriamente comprometido, pues con frecuencia sucede que un afiliado que está haciéndose los distintos exámenes médicos y de laboratorio para que el especialista fije el día y hora de la intervención quirúrgica anunciada, una vez cumplido con todos ellos al solicitar la cita para la presentación ante el facultativo, se encuentra con que este ya no labora en la entidad porque ha resuelto retirarse ante el incumplimiento de esta. Pero más aún, ya la entidad no autoriza los nuevos exámenes ordenados por el especialista escogido porque días antes los mismos se realizaron, tocando llevarle los existentes, dirigidos al médico que se ha retirado, hecho que no deja de ser incómodo, pues a nadie le gusta ser escogido por descarte. Me estoy refiriendo concretamente a Colsánitas que está señalada como una de las mejores que existen en el mercado y dónde uno de sus mensajes directos dice: “¡Afíliate! Y haz parte de una medicina prepagada que te ofrece coberturas ilimitadas y una amplia red propia y adscritas a nivel nacional dispuesta a ofrecerte los mejores cuidados en todas las etapas de tu vida, con los mejores especialistas de la región”. Siendo este servicio regulado por la Superintendencia Nacional de Salud, que es la encargada de vigilarlas ¿por qué se presenta este tipo de problemas? Valdría la pena que la Superintendencia mirara hasta dónde llega el grado de explotación que estas entidades ejercen a los profesionales de la salud con miras a protegerlos, a ellos y a los usuarios, quienes sentimos en muchas ocasiones que el servicio no es el indicado, vulnerándose nuestros derechos.
Alberto Zuluaga Trujillo. alzutru45@hotmail.com
Las prepagadas no cumplen con su compromiso contractual. Todas presentan serias deficiencias en su red de servicios y en el tema de medicamentos su ineficiencia es generalizada. Para lo único que sirven es para el servicio de hotelería hospitalaria.
Sin palabras, me identifico plenamente con el artículo pues he vivido en carne propia este tipo de situaciones, en muchas ocasiones por la tramitomanía y las largas esperas para ser atendida, he desistido de continuar con el trámite.