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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadLa ruta del alma

La ruta del alma

 

Lo que sucede inmediatamente después de la muerte física es y seguirá siendo uno de los grandes misterios para quienes a lo largo de la historia se han formulado preguntas denominadas trascendentales, que competen a la existencia humana. Para responder a este tipo de interrogantes, quienes más se han preocupado por indagar e inclusive proponer la ruta que sigue este proceso de la vida y la muerte han sido las tradiciones espirituales y las corrientes filosóficas a través de sus representantes más influyentes. La pregunta fundamental: ¿qué sucede después de la muerte física? Para la filosofía materialista, con figuras como Epicuro, Pierre Gassendi, Ludwig Feuerbach, Friedrich Engels y Karl Marx, el asunto se resuelve afirmando que después de la muerte física no hay nada más, porque la conciencia, la mente y el ser humano son producto de la actividad del cerebro, y por eso todo termina con la muerte de este órgano. Los idealistas, representados por Platón, Immanuel Kant, George Berkeley y Friedrich Schelling, consideran la muerte física una transformación hacia una realidad espiritual o trascendental en la que el individuo puede continuar su desarrollo y evolución personal en una realidad superior profunda y eterna.

Para el cristianismo, luego de la disolución del cuerpo físico, las almas tienen tres vías para seguir su desarrollo: el cielo, el infierno o el purgatorio. El camino o la ruta que estas siguen depende de si la persona aceptó a Jesucristo como su salvador y en su existencia terrena siguió los mandamientos de la ley de Dios. ¿Qué sigue de aquí en adelante? Que el alma del creyente estará eternamente con el Padre, o alejada de él si no ha seguido sus mandatos, o purificando sus faltas o pecados, si así lo requiere, para poder estar en presencia de su Creador. Por su parte, el budismo considera que el recorrido del alma no está determinado de una manera fija o constante, ya que esta pasa de una vida a otra en función de las actividades que se han realizado en vidas pasadas (acciones kármicas). En este contexto, el gran objetivo final es alcanzar la iluminación y liberarse totalmente del ciclo de renacimientos para lograr el nirvana (felicidad extrema).

Asimismo, la ciencia experimental ha contribuido a este trascendental debate con descubrimientos como la ley de la conservación de la energía y cómo se da el funcionamiento y la interacción a nivel de partículas subatómicas. A partir de estos conocimientos y de la indagación con personas mediante estrategias psicológicas, investigadores de la mente han llegado a una conclusión importante para la comprensión de esta realidad última del ser humano: la energía o el alma que le da vida al cuerpo no termina con su desaparición física, sino que la muerte es paso previo para que emprenda un recorrido hacia una nueva dimensión, donde continúa su desarrollo evolutivo individual dentro del gran colectivo al cual pertenece. www.urielescobar.com.co

 

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