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PolíticaEscampavía-Magistrado, su silencio es clamoroso

Escampavía-Magistrado, su silencio es clamoroso

Por: Juan Guillermo Ángel Mejia

Los jueces tienen el derecho a comulgar con las ideas políticas que a bien tengan, condición sobre la cual hay dos conceptos, uno, el que le atribuyen al político que  afirmó, “un periodista no puede ser imparcial porque su lealtad es con la revolución”, aserto que choca con la segunda idea, la de la imparcialidad, el derecho que tenemos los ciudadanos a ser medidos con el mismo rasero, razón suficiente para que el impartir justicia esté por encima de las tesis partidistas; el juez, si es honesto y comulga con la idea de la imparcialidad, acude al recurso de declararse impedido ante la menor sospecha de preconcepto, si por el contrario acepta la tesis del político de marras y la aplica a su oficio,que Dios nos guarde.

Por el ilimitado poder que han asumido los jueces sobre los derechos a la libertad, a la honra, a la propiedad y hasta la vida, la justicia es la rama más sensible del poder público, el ente que debería estar por fuera de toda sombra de duda y por lo tanto abierto a la inspección sin cortapisas.

Recordamos al abuelo quien afirmó que su hijo, recién nombrado juez, debería acudir a su despacho por un puente de cristal puesto que no tendría nada que ocultar, el cristal del que hablaban los viejos, para muchos se debe reemplazar por los túneles, así opinan quienes consideran que hacer conocer las actuaciones de los togados  es atentar contra la majestad de la justicia, ellos confunden al individuo quien puede ser un pésimo árbitro y peor ciudadano, con la majestad del órgano de gobierno que no puede tener mancha alguna y menos delinquir.

Magistrado Reyes no queremos juzgarlo sin conocer su versión de lo que a usted le endilgan, tiene la obligación de responder no por su ponencia de cuyas calidades gramaticales y judiciales ya se han ocupado quienes tienen la autoridad suficiente para opinar, no por el contenido de la misma, allá usted con su criterio, pero su silencio clamoroso frente a las preguntas que le hace por lo menos la mitad de los colombianos ofende, debe confirmar si es cierto que: retiró del expediente los cuestionamientos que le hiciera un funcionario de su mismo rango, que no manifestó que  contrató por cientos de millones de pesos con el gobierno del adversario de la persona cuya conducta está calificando,  que cuando resultó electo magistrado “vendió” a su muy joven hija la multimillonaria empresa de consultoría juridica, el haber sugerido al interrogado que ocultara pruebas, de su cercanía con partes interesadas en el proceso, el ignorar testimonios y versiones juramentadas y el haber impedido se contrainterrogara al dudoso testigo estrella, por todo esto y mucho más debe usted  responder.

La trascendencia del juicio político le obligaba a actuar de manera trasparente y respetar el buen nombre del cuerpo al cual usted pertenece; el deterioro del concepto que los colombianos tenemos de la suprema autoridad judicial se debe a los delitos en los que han incurrido magistrados y colaboradores y no a la institución la cual, como ente, no puede pecar; por lo dicho señor magistrado Reyes usted nos debe las explicaciones suficientes para despejar las dudas que enfadan, nos preguntamos si evaluó con serenidad si era usted quien debió asumir tan delicada tarea dado que su estruendoso silencio le está  causando inmenso daño a la persona que usted propuso pre condenar, al proceso, a la corte, a usted mismo y a Colombia más cuando el país se está desbocando, desgraciadamente, hacia el abismo de los extremos.

Publicada en El Diario y reproducida en El Opinadero con autorización expresa del autor.

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