Eran aproximadamente las 3 y 45 de la tarde, me dirigía al centro de Buga –la del Milagroso-, exactamente en la carrera 15 # 6-37, justo al frente cuando el taxi respetaba un semáforo en rojo, a mi derecha mire una casa antigua, en una de sus ventanas colgaba el clásico aviso se vende (rojo sobre blanco), enseguida sobre la pared, está pegada una tabla blanca inclinada y con letra negra, habían escrito la palabra ARTE, me pareció muy divertido; estaba en la puerta de esta sobria vivienda, un hombre trigueño de mediana estatura, con una pinta de artista: boina oscura, gafas de marco negro, camiseta azul petróleo, yines azules y tenis. Me lleve una sorpresa, era Hernán Villanueva, el colega, estudiamos en la casa de la cultura (una casa patrimonial) de la ciudad en mención.
“Villín” como cariñosamente le decíamos. Un lápiz excelente, el claro oscuro más impresionante de toda la cohorte, de una precisión asombrosa en el retrato sacados de las caratulas de los elepés; en esa época, a fines de los 80´s y comienzo de los 90´s, el rock inglés y el furor del latinoamericano comenzaron a competir, era tarde, ya nos habían colonizado a jóvenes soñadores, que jugábamos al futbol representando a la escuela de artes. Todas las noches platicábamos de temas de la vida, del arte y en particular, el maestro Henry Vargas tomaba la palabra, buen profesor, nos contaba las historias detrás de cámaras de la mitología griega, era el parnaso de nuestro espíritu, manteníamos en el olimpo terrenal, guardando las proporciones divinas.
Sigamos en este encuentro donde estaba el aviso. “ACHIOTE – taller creativo”, es un espacio donde se desenvuelve Villanueva, un ser de calidades extraordinarias, con las paredes entapetadas caóticamente de obras con formas y colores, pero encantador, esas pinturas realizadas desde el lugar que éstas simbolizan, captan el brillo y la temperatura del Valle, una representación de volver al impresionismo. Hacer crónicas del clima o de las anatomías humanas en contexto, la vitalidad de los ríos, la potencia de las montañas, la vid de la huerta, los paseos de los niños, los vestidos y sus diseños de época, lo anterior, injertado al lenguaje colombo latinoamericano de las negras y mestizos, de lo que tanto habla el maestro Hernán, gracias a sus pinturas, Guadalajara de Buga, el Valle del Cauca y Colombia, están en muchas paredes de coleccionistas, simples turistas y galerías del mundo, aquí prima la importancia de los pintores de entornos urbanos bien interpretados, con magia y la dinámica de un creador.
“Villin” y su metralla de converso, deja permear lo clave y ansía de su presencia en la ciudad, (nada que ver con su ego, por el contrario, es humilde), para romper o fracturar el silencio y, fortalecer su idea de generar o construir un taller creativo, trabaja con las puertas abiertas, que, a pesar de la poca curiosidad de los contertulios, desinterés de las colectividades y por supuesto de la administración municipal, el sigue adelante rayando y pintado. Si algo necesita una ciudad, son seres humanos calificados, para mejorar la calidad de vida de los habitantes, el turismo cultural y artístico, en medio de una ciudad que vive, de un gran porcentaje del turismo religioso. Un dato. El secretario de Turismo del Valle, Julián Franco Resaltó que ‘La Ciudad Señora’ ya hace parte de la Red de Pueblos de Patrimonios de Colombia y “tiene un promedio del 50% de ocupación hotelera; el año pasado recibió cerca de 2 millones de turistas y tiene un impacto económico de 160 millones de dólares este destino”.
En este orden de ideas, este taller y el pintor debería ser parte de este turismo de ciudad, para incluirlo en este positivo diagnóstico, per se, sin tenerlo en cuenta, el maestro encargado de ACHIOTE habla con su estilo de religión, entre sus cuadros hay un Leitmotiv (aplicado a la pintura); relatos literarios a través de las formas recurrentes del Cristo en distintas poses, el silencio de los habitantes, la bondad de los vendedores ambulantes y entre otros temas, los homenajes de destacadas figuras del arte y la cultura colombiana, que permanentemente hacen historia, la expresión gestual, es una forma de escribir o narrar.
Por otro lado, está conectado con Buga Tattoo y el Buga Tattoo Festival, en este último él tiene una sesión, un espacio para pintar con los tatuadores invitados. Estas dos actividades tienen un responsable, el colega más cerca, Alejandro Villanueva, su hijo, un joven sosegado, con temperamento, una visión emprendedora de este lenguaje sobre la piel, todo su talento lo heredó del papá y buen amigo.
Hablan de tú a tú, se recomiendan, se visitan, se ayudan, se revientan, se quieren, tienen un verdadero feeling, en casa las jerarquías se respetan y en los talleres hay autonomía con sus experticias, técnicas y conocimientos. Una anécdota. El maestro Hernán cuenta: cuando van a Buga Tattoo, donde Alejandro a que les enseñe a tatuar; él les recomienda “primero aprendan a dibujar con mi papá en el taller Achiote Taller creativo, queda a una cuadra.”, hay risas.
En este taller me detuve y aprecié su talento, su discurso, las grafías y matices sobre canvas de gran tamaño, material reciclado, telas de todas las dimensiones manchadas con varios cromos, pinceladas como sus palabras, largas y cortas, con una carga de felicidad y sonrisas, que permea al escucha y le despierta el asombro. En este ambiente hay cadencia, hay cocina, mucha mano, coexiste concepto de verdad, ACHIOTE taller creativo, un verdadero laboratorio. Invito a los bugueños a visitarlo, quítense la venda y caminen de norte a sur con afecto, el costado derecho del parque Cabal y descubrirán, un excelente converso que pinta y conoce la ciudad.
¡Un fenómeno como artista!
Uy tocayo (James) que bien que recuerde a nuestro artista y amigo..saludos desde la R. .
Uy tocayo (James) que bien que recuerde a nuestro artista y amigo..saludos desde la R.
Entretenida crónica sobre un encuentro casual de estudiantes hoy convertidos en Artistas reconocidos nacional e internacional mente.
Muy agradable paseo artistico.
Muy bueno tu relato capaz de rescatar a un gran artista como dicen quienes lo conocen. El arte es una forma maravillosa de alimentar el alma, tan sublime como la visita a la basílica. Mucho por aprender. Mucho por conocer. Cuantos artistas como él estarán vendiendo sus casas?
Maestro Llanos, muy bonita su postal sobre el achiote de Villin. Las imágenes del arte también pueden hacer milagros, o llevarse como huella en la piel.
Estoy totalmente de acuerdo con tu nota James, el maestro Villanueva es un personaje de Buga, que la administracion municipal a descuidado. Un talento que debe tener reconocimiento de la ciudad y el mundo.
Delicioso paseo, no comimos, no rezamos, pero nos queda la sensación de salir de Buga satisfechos y con ganas de regresar.