Por URIEL ESCOBAR BARRIOS, M.D.
El momento evolutivo en el que se encuentran el planeta y la civilización es el resultado de la interacción entre la ley natural y los aportes realizados por el humano. La crisis que se vive actualmente en gran parte es debida a la falta de observación de los principios que rigen el universo, además de la destrucción masiva de los recursos medioambientales. “Las pruebas son innegables: nuestra destrucción de la biodiversidad y de los servicios del ecosistema ha alcanzado niveles que amenazan nuestro bienestar al menos tanto como los cambios climáticos inducidos por el hombre”. Estas palabras las pronunció Robert Watson, presidente de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), en su VII asamblea plenaria, realizada en París del 29 de abril al 4 de mayo de 2019.
En esta cumbre, los científicos concluyeron que de los ocho millones de especies animales y vegetales que pueblan el planeta Tierra, entre quinientos mil y un millón de ellas se encuentran en peligro de extinción; a esto se agrega el siguiente panorama desesperanzador: ecosistemas arruinados, aguas contaminadas y aire tóxico. La situación los ha llevado a afirmar que “gran parte de la naturaleza ya está perdida, y lo que queda continúa en declive”. ¿Qué podría suceder si se siguieran destruyendo, a este ritmo acelerado, los ecosistemas planetarios? No se necesita hacer un análisis minucioso para afirmar que el ser humano también se desaparecerá. Y esta observación la han hecho investigadores de las universidades de Aarhus (Dinamarca) y Gotemburgo (Suecia); coinciden con que nos encontramos ante la sexta extinción masiva de seres vivos.
Desde que surgió el primero sobre la Tierra, se han producido cinco extinciones masivas. La última fue hace sesenta y cinco millones de años, cuando desaparecieron los dinosaurios, junto con el 75% de las especies vivientes de ese entonces. Sin embargo, en esta ocasión la responsable no será la naturaleza -con cataclismos o meteoritos-, ¡No!; la extinción se está produciendo por la acción de una especie “dominante”: el Homo sapiens, que si no cambia su forma de relacionarse con el entorno y con los ecosistemas, se convertirá en el Homo depredador, responsable no solo de la aniquilación de la vida planetaria, sino de su propia autodestrucción. Es poco el tiempo que nos queda si no hacemos una profunda reflexión sobre la insensatez de nuestro actuar y entendamos que el bien más preciado que tenemos es la madre tierra. Esta consideración la planteo en el primer capítulo del libro Hacia la construcción de una humanidad planetaria, que pronto verá la luz. www.urielescobar.com.co