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CrónicasEl óxido de la desinformación atacando a víctimas de redes

El óxido de la desinformación atacando a víctimas de redes

Por GABRIEL ÁNGEL ARDILA

No es sólo tips de Natalia París recomendando dióxido de cloro, o las tales gotas milagreras de curanderos consultores de San Gregorio formuladas por canales oficiosos del dictador Maduro, o los excesos del humorista Trump para inyectar desinfectantes, sino una gama exponencial de mensajes relacionados con curas para el Covid 19 los comentados últimamente.

Lo más curioso es la trascendentalidad que una medida oficiosa de instancia controladora, da a los juegos literarios y químicos de estas mamadas de gallo por las redes sociales.

Si todo pasara como ocurre con tanto chisme de la farsándula criolla, incluyendo la politiquería, como eso es, como chiste, pues nada pasaría. Pero ni París, San Gregorio, Trump o el truan de Venezuela resienten por las medidas en contra de sus milagrerismos. Está en el mentir, ese derecho ya tan extendido a nivel nacional o internazolano, algo tan asimilable a la caricatura, el humor negro o las formas de reír aún sobre lo más serio y trascendente de la vida.

Evidentemente lo más corrosivo en esta ola de la desinformación ya no es la misión de marcar los linderos de la verdad. Es dejar de caer en ese juego de ingenuidades, para asumir cada institución y cada representante de esas, el papel serio que corresponde al menos a lo que se les paga por omitir lo que incline al equívoco, al despiste y a la falsa noticia. Enderezar más bien toda esa energía, a indagar por la verdad más conducente a un remedio y poner sobre la mesa verdaderas alternativas. No solo interponer amenazas y sentencias incumplibles, porque esos actores públicos pueden ser suplantados. Tanto, como cualquier oficiante del periodismo o de los servicios de salud. Pronto el presentador de cierto programa oficial que ya es rutinario, seguramente saldrá a vacunar pacientes y dar respiración resucitadora, dentro o por fuera de las Unidades de Cuidado Intensivo.

Culpa de la pluralidad. Existe tanta división de opiniones y la tal polarización, porque esa superficialidad pluralista y amplitud de formas de expresión, oculta una enorme pereza mental e intelectual y cierta incapacidad para abordar otras opiniones. Cierto es que todos pueden manifestar ideas que no tienen ningún sustento, soporte o base lógica, ni atribuible. Son especulaciones libres de todo rigor exigido para un simple conductor del tráfico de ideas en las redes o en los medios que están en uso. Forman su caos en la circulación al desconocer cualquier límite o parámetro de verdad y no quieren aceptar ningún rasero para entrar en razón. Libre-pensadores se llaman esos choferes de los carros chocones en que convirtieron las palabras, dentro de las redes o en las corrientes de medios conocidos de siempre.

¡Seriedad 

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