Las babosadas del Fiscal Barbosa

Por Alberto Zuluaga Trujillo

Las personas en el desempeño de sus funciones  proceden, con apego a la ley o sin ella, razón para justificar la apertura de  investigaciones cuando las circunstancias lo ameriten. Aníbal Gaviria Correa pudo, por acción u omisión, quedar incurso del delito imputado por la Fiscalía General de la Nación. Independiente de su responsabilidad el procedimiento seguido en la acción penal fue exagerado, innecesario y espectacular. Un día antes de dictarse la medida el Fiscal General entregó una Directiva dirigida a todos los fiscales en la que ratificaba el derecho a la libertad de los investigados, estableciendo excepciones como lo contempla el artículo 295 del Código de Procedimiento Penal, pidiéndoles que las medidas de aseguramiento preventivo solo deberían hacerse efectivas “cuando las circunstancias probatorias lleven a concluir que es necesaria para evitar la obstrucción de la administración de  justicia, el procesado represente un peligro para la víctima o la comunidad, o cuando resulte probable que el imputado no comparezca al proceso…” Pese esto, se hizo todo lo contrario. ¿Representa Aníbal Gaviria un peligro para la sociedad? ¿Su orden de captura impidió la huida para no comparecer ante el Fiscal?  La drástica medida fue proporcional al espectáculo ofrecido esta vez por la Fiscalía General de la Nación, que lejos de consolidar un profundo respeto por lo que representa, continúa siendo desacreditada por quienes han pasado por este deshonrado cargo. Conocidas las capturas contra dos uniformados de la policía acusados de estar enredados en “chuzadas” ilegales cuando éstas se hicieron con órdenes legalmente tramitadas que permitieron conocer los audios de la ñeñepolítica, cuyo valor probatorio la Fiscalía afanosamente busca tumbar, pues en ellos el país entero escuchó a la Cayita Daza hablando con el narcotraficante Ñeñe Hernández de “meter una plata por debajo de la mesa” en la campaña pasada, saltan dos preguntas: primero; ¿por qué la Fiscalía procede tan rápido frente a los uniformados quienes ya tuvieron audiencia dándoles casa por cárcel? y segundo; ¿por qué a la Cayita, funcionaria de la UTL del senador Uribe y su brazo derecho, quien sabiendo lo que le iba pierna arriba precipitadamente salió del país, la Fiscalía le proporcionó un interrogatorio con silencio incluido y sin que dictara orden de captura?. En su discurso de posesión, Barbosa fue enfático en señalar: “Mi código de acción y de conducta será la aplicación de la ley y la Constitución. No seré melifluo ni vacilaré ante la criminalidad, venga de donde venga. Mi reto es elevar esta institución al lugar que le corresponde”. ¿Lo estará haciendo? Lo hasta ahora demostrado no hace más que generar dudas y tender un manto de sospecha sobre sus reales intenciones. El viejo aforismo popular señala: “Con lo servido en el desayuno de sobra se sabe cómo será el almuerzo”. Superada y probada la inocencia del ex-Alcalde y Gobernador, como muy seguramente sucederá, ¿Quién le responderá a Antioquia por el daño causado al Departamento en estos momentos cruciales que vive el país? La renuncia del Fiscal General sería el precio justo a su irresponsable proceder.

Alberto Zuluaga Trujillo.                                                  alzutru45@hotmail.com