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PolíticaMiscelánea - Colombia merece un debate más inteligente

Miscelánea – Colombia merece un debate más inteligente

Por JAMES CIFUENTES MALDONADO 

Alejandro Gaviria, el ahora precandidato presidencial, dice cosas de esas que a mí me gusta escuchar, como las que decía su padre Juan Felipe Gaviria (QEPD), gran humanista y dirigente antioqueño, quien alguna vez, cuestionando la arrogancia y la grosería de ciertas personas en ciertos niveles de algunas organizaciones, manifestó algo así como que es muy fácil gritar hacia abajo, es decir, andar por ahí hablándole duro a los subalternos y a la gente humilde, en tanto que sería más retador y más meritorio gritar hacia arriba, es decir cuestionar al jefe o al poderoso. 

Este tipo de candidatos ilustrados, de mente abierta, que a cada pregunta y a cada discusión responden con una cita bibliográfica o un dato estadístico y saben de lo que hablan, la tienen muy difícil frente a los candidatos típicos, retóricos y demagógicos.  

Es claro que, para ganar, además de votos se necesitan acuerdos políticos, que garanticen la gobernabilidad y por ello, los buenos candidatos pueden terminar alineándose con las maquinarias, en perjuicio de su independencia y su credibilidad. Si Alejandro Gaviria no se prepara para esto, se arriesga a recorrer el mismo camino de Sergio Fajardo, a cuyo bus se subieron muchos personajes y muchos intereses, que terminaron por desnaturalizar su estilo y su discurso, dejándolo tan vacío como un dummy. Hoy Fajardo habla mucho, pero dice poco. 

Con realismo, aunque quizás más con entusiasmo, tengo la convicción de que el exministro y exrector universitario, Alejandro Gaviria, es un aspirante fuera de lo común y una opción refrescante para conducir los destinos de Colombia, de una manera distinta y espero que, además de sus calidades académicas, tenga el tino para lograr los consensos que se necesitan para alcanzar su objetivo, sin perder su esencia. 

Servicio a la ciudadanía

No me cabe duda, como conclusión tardía de lo que pasó en 2002, que Álvaro Uribe era el presidente que Colombia esperaba y se merecía, en esa época, por las circunstancias críticas a las que llegó el conflicto armado, con el esperpento del despeje del Caguán y la vergonzosa anécdota de la silla vacía de Pastrana. Con esto no digo que comparta el estilo autoritario de Uribe, lo que digo es que cuando hay puntos de no retorno que exacerban la desesperanza, como los que llevaron al cansancio y al hastío con las guerrillas, la gente termina buscando el cambio a cualquier costo, incluso cohonestando con el uso desaforado de la fuerza y comprometiendo los principios democráticos. 

Elegimos y reelegimos a Uribe, porque millones de compatriotas eran como Uribe, pensaban como Uribe y anhelaban las soluciones en la forma en que él las propuso y las llevó a cabo, con los resultados y las 6402 verdades que han empezado a esclarecerse. 

Conociendo la trayectoria y el talante de Alejandro Gaviria que lo muestran y lo definen básicamente como un intelectual, la pregunta es si Colombia quiere y está dispuesta a un gobierno menos beligerante, con conceptos más elevados sobre la decencia, la justicia social, la ética y el progreso; la cuestión es si existe la cantidad de colombianos que sean más Gaviria y menos Uribe, que permita cambiar la historia y elegir un presidente menos impulsivo y más inteligente. 

Que Alejandro Gaviria llegara a ser presidente diría mucho de la evolución y la estatura que Colombia habría ganado como nación, hablaría muy bien de la madurez de nuestra democracia. Por lo pronto, el profesor ya hizo su parte, salir de la zona de confort y tirarse al agua; espero que la extrema derecha y la extrema izquierda acepten el debate en el escenario de las ideas y de las propuestas y no en el de la zancadilla y la mera descalificación. 

1 COMENTARIO

  1. No existen los dos polos, existen dos mundos reales uno que lo tiene todo y otro que no se le permite acceder a ese todo y eso no se llama socialismo o comunismo sino más bien equidad que ha muchos no les gusta porque prefieren un mundo así.

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