Eratóstenes de Cirene, un pensador y científico griego del siglo III a.C., se destaca como una figura fundacional en la historia de la ciencia, en particular en astronomía, geografía y matemáticas. Su trabajo encarna el enfoque interdisciplinario característico del pensamiento helenístico, y sus descubrimientos fueron de gran impacto para la astronomía y la ciencia en general. Su vida en la próspera Alejandría le permitió colaborar con una red de pensadores y tener acceso a la famosa Biblioteca de Alejandría, el epicentro del conocimiento de su época.
Uno de los aportes más impresionantes de Eratóstenes fue el cálculo de la circunferencia terrestre, que se convirtió en un logro paradigmático en la historia de la astronomía y de las ciencias de la Tierra. Su método, simple en concepto, pero extremadamente riguroso en aplicación, fue fundamental porque utilizó observaciones astronómicas para inferir datos geográficos, evidenciando el potencial de la astronomía para obtener conocimiento sobre nuestro planeta. Este logro no solo demostró que la Tierra era esférica, sino que también inspiró la adopción de métodos geométricos para entender el cosmos.
Además de su logro en el cálculo de la circunferencia terrestre, Eratóstenes fue pionero en la creación de mapas geográficos basados en una grilla de meridianos y paralelos, un precursor de la moderna cartografía. Esto permitió a los científicos y navegantes de la antigüedad disponer de una representación más precisa del mundo conocido y dio forma a la forma en que las culturas posteriores conceptualizarían el globo.
La medición de la circunferencia terrestre por Eratóstenes fue posible gracias a su capacidad para integrar observaciones empíricas (la posición del Sol en distintos puntos geográficos) con la lógica geométrica. Su enfoque demostró que observaciones de fenómenos naturales podían proporcionar datos precisos sobre la Tierra, una noción que sentó las bases para la ciencia empírica.
La precisión del cálculo de Eratóstenes es un ejemplo de rigor metodológico que resulta sorprendente, dado que carecía de instrumentos avanzados. Su método, basado en la medición de la sombra en Alejandría y en Siena (Asuán), permitió a Eratóstenes calcular la circunferencia terrestre con un margen de error inferior al 2%. Esto demuestra que la precisión científica puede alcanzarse a través de métodos bien fundamentados, incluso sin tecnologías avanzadas, siempre que se utilicen principios sólidos y lógica clara.
La idea de que los fenómenos naturales podían cuantificarse y representarse mediante valores numéricos es fundamental para la ciencia moderna. El método de Eratóstenes inspiró un enfoque cuantitativo en el estudio de la naturaleza, proporcionando un modelo para futuras investigaciones científicas.
En un sentido más amplio, el método de Eratóstenes refleja la filosofía griega de la época, en la que ciencia y filosofía estaban profundamente entrelazadas. La idea de que el conocimiento es accesible mediante la razón y la observación es una de las bases del pensamiento científico. Eratóstenes no solo buscaba respuestas prácticas, sino también comprensión filosófica del mundo, una actitud que inspiró a generaciones posteriores de científicos y pensadores a explorar y comprender la naturaleza del universo de manera racional.
El método de Eratóstenes fue mucho más que una simple medición; estableció principios de precisión, observación empírica y pensamiento cuantitativo que cimentaron la base del método científico. Su capacidad para deducir datos precisos a partir de la observación y la geometría dio lugar a un enfoque científico revolucionario, demostrando que el universo era accesible al intelecto humano. Su legado es un recordatorio de que la ciencia avanza a partir de la observación rigurosa y de la capacidad para conectar ideas aparentemente desconectadas, sentando así las bases para toda la ciencia moderna.
Padre Pacho